No se sorprendan ni se llamen a engaño. Viene al caso. El lema emblemático del beticismo es el que le ha llevado a resistir varios lustros nuevamente muy difíciles, casi como lo fueron los de la década de los 40 y casi toda la de los 50, hasta que llegó Benito Villamarín, presidente eterno que da nombre al estadio y a la Peña Bética de Marchena. Es el lema universal y de hermandad verdiblanca que llevó a su afición por los campos de Tercera, como rezaba la famosa pancarta en Utrera, desplazándose para llevarse los tres puntos y no los mostachones. Es el lema que seguramente le hayan inculcado sus progenitores a todos esos chavales que con 15, 20 o veintitantos años, nunca habían vivido nada igual (más bien todo lo contrario) y que hoy se han lanzado a la Plaza de la Constitución a festejar con toda su espontaneidad, alegría y felicidad que el Real Betis Balompié es Campeón de la Copa del Rey de fútbol.