Más de cuarenta mujeres gitanas de Marchena celebraron anoche en el Polideportivo Municipal de Marchena un partido de fútbol, o fútbol sala, en propiedad, mejor dicho. En cualquier caso, el balón era de fútbol, similar al que a las doce y media del mediodía del domingo (hora española) enganchó con la zurda Olga Carmona en las redes de la guardameta inglesa Mary Earps. (Agradecimientos por la información a Joselito Cortés y familia).
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El histórico gol de la jugadora sevillana (ex del Sevilla FC y ahora en el Real Madrid), ha catapultado el entusiasmo por el fútbol femenino, ya pujante en los últimos años y en un crecimiento imparable.
Olga Carmona, felicitada por la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas Fakali, justo a la conclusión del partido, es orgullo de un deporte, de un país, y también, por supuesto, del pueblo gitano.
Tres noches después de la gesta, desafiando al calor de la noche marchenera, las mujeres ‘calé’ de este pueblo han encendido la candela del deporte femenino, que en nuestra localidad, como en tantas otras, sigue contando con un margen de mejora de la participación, palpable, por lo que encuentros como el de anoche mueven a la ilusión y así lo entendió Joselito Cortés, impulsor de esta acertadísima iniciativa.
El entusiasmo, las ganas, los ánimos del público, la excitación de todas ellas corriendo detrás de una pelota con alma de niñas, la curiosidad por verse en una cancha deportiva, en muchos de los casos por primera vez, la expectación de familiares, amigos y curiosos en la grada…hicieron celebrar cada jugada como si de un título se tratara.
Estrella adelantó a las de negro, Las Corraleras, y Kati empató para las de blanco, las Triana Pura, con arbitraje igualmente entusiasta de Julián Calvo.
Después de ganar en la tanda de penaltis, Las Triana Pura celebraron su triunfo bailando la canción el Probe Migue, fin de fiesta por todo lo alto a un evento único.
La añorada líder del grupo trianero se llamaba Esperanza, como las que muchas jóvenes tienen cada vez con más fuerza para progresar a través del deporte, ámbito en el que no hace tanto no eran bienvenidas ni les era fácil encontrar encaje en un equipo, pese a lo cual nuestro pueblo ha ido forjando varias excelentes futbolistas, con Paula Moreno a la cabeza.
Hoy el deporte femenino ha crecido, y el gol de la andaluza y gitana Olga hace ya imparable la fiebre de las mujeres por el fútbol.
Corraleras y Triana Pura envueltas en una misma bandera, la romaní, de cielo al alza, tierra en firme y libertad en su centro, la misma con la que envolvieron para siempre a Camarón en 1992, cuando las muy pocas niñas que en los patios de los recreos se atrevían a jugar al fútbol todavía habían de sufrir no pocas burlas, incluso el rechazo, de sus compañeros niños y éstos los de los propios niños si las niñas resultaban ser incluso mejores que algunos de ellos jugando. Otros tiempos que a base de larga lucha de la mujer van, aún, cambiando.
Hermoso día de goles y sueños, de sonrisas y palmas, de amistad y de arte futbolero, que también lo hubo, porque las gitanas bailan hasta con el balón en los pies, haciendo del deporte una nueva vía de expresión.
Hermoso fútbol femenino que con su esfuerzo y sin que nadie le regale nada ha coronado a España con un Mundial.
Hermoso y firme se asienta el fútbol, como las reivindicaciones que, una vez más las mujeres, han tenido las agallas de hacer (a diferencia del silencio cómplice de tantos hombres) contra la indigna dirigencia que “representa” a este deporte en nuestro país.
Hermoso y estelar brilla el fútbol femenino, como el gol de Olga Carmona, disparo simbiosis de precisión y preciosidad.
No tiene precio la noche vivida ayer en Marchena entre mujeres gitanas, entre madres e hijas, entre primas y hermanas, en un antes y un después para que estas mujeres convivan más con el deporte, se integren en toda su dimensión en él y deje de ser un acontecimiento atípico en sus vidas, pues merecen celebrarlo como anoche, pero cada día.
¡Opre Rroma!
¡Arriba gitanas!
