Opinión

zapico y solano

 

"Hoy he tenido mi corazón latiendo pararelo...". Así comienza la bella y sutil despedida, dolorosa y poética, que Jesús Solano dedica a Pepe Zapico, líder histórico andalucista fallecido ayer en Marchena. Le llamaba siempre hermano, pero él le contestaba : "no lo somos de sangre, pero lo dicen nuestros ojos cuando se funden las miradas sin pronunciar palabras". Les dejamos con estos "Latidos paralelos", que el poeta dedica a su amigo del alma, a su hermano.

 


 

Hoy he tenido mi corazón latiendo paralelo en horas de confesión junto a maderas cerradas con ausencias sin retorno, con llantos sin poderme mirar en un momento, una maleta de viaje con toda una vida dentro y luego, contar cosas en un sitio que nadie sabe quién nos espera en la última estación.

 

La humedad estaba en las paredes de mi cuerpo y en la palabra de un adiós sin voz junto a una herida callada, un envejecimiento quise antes de terminar la mañana de besos, abrazos, que no valieron para ocupar el sitio de quien se fue con un soplo, para no hacer daño, como siempre.

 

Enlutado se quedó el día y mi respiración entrecortada, al ver el retrato de mi vida apagado para siempre y la ilusión destrozada.

 

Le llamaba hermano en todo momento, y él me contestaba: no lo somos de sangre, pero lo dicen nuestros ojos cuando se funden las miradas sin pronunciar palabras.

 

Cuántas horas de colegio, cuántas horas de tertulias, cuantas discusiones templadas, cuanto amor entre hombres, cuantos recuerdos a las espaldas, cuantas caídas de precipicios, y todo quedó en sustos, porque estaba cerca alguien que nos salvaba.

 

Hermano Pepe, hoy me has robado el alma, me has dejado el corazón débil, solitario, el día ha sido largo, muy largo pensando que no se acababa, pero tú tenías prisas para llegar a otras estancias, y yo me quedé en suspenso por no poder decirte nada de nada.

 

Jesús Solano.