RELATO DE FICCIÓN. La melódica y sensual sintonía que se escuchaba tras la puerta del habitáculo reservado al proceso de fritura de los churros, manjar por cierto con el que los ciudadanos de la villa solían ser deleitados en verbenas, ferias y demás fiestas de guardar, cesó antes de que el pelotón de revolucionarios hubieran terminado de abandonar el edificio donde antaño se arreglaban las pagas.
El grupo, que se encontraba en fila india intentando evacuar el lugar sin ser descubiertos por algún esbirro de La Más Grande, quedó inmóvil al observar cómo por la puerta principal entraba un señor bajito con una trompetilla atada al cuello y una campanita en la mano, cuál pregonero, que se dirigió hacia la entrada de la sala de la freidora abriéndola sin llamar y encontrando dentro a la que Todo lo Podía con sus dos mascotas, su inseparable siervo "el de la capucha", y el dueño del negocio que les recriminaba que estuvieran tonteando con los trastos de freír entorpeciendo su quehacer diario.
-Señora, ya está el pueblo en penumbra, dijo el pregonero tras hacer sonar su trompetilla, en tanto La que todo lo Podía removía con los palos el aceite, mientras ahora canturreaba una famosa copla de la Piquer.
-¡¡¡¡¡Bien pagá, si yo soy la bien pagá!!!!!!!!!!!
-¡¡Olee las artistas buenas!! Voces como la de usted pocas y en los pueblos a la redonda ninguna. No saben los del municipio la joya que tienen, intervino de nuevo el pregonero, pero esta vez haciendo sonar la campanilla.
- No seas tan pelota, que tampoco te creas tú que eso le hace mucha gracia, le dijo el de la capucha al vocero acercándose a su oído.
El proscrito y sus acompañantes permanecían en el pasillo escuchando la cháchara que se estaba produciendo en el interior de la Sala de Freír, esperando el momento para de una vez por todas salir de allí, pero la información dada por el pregonero a La Más Grande de que todo estaba ya en penumbra alertó a Rey republicano.
- Tenemos un serio problema, dijo en voz baja el comunista a sus acompañantes. Acaban de echar los toldos y ya sabéis que cuando los toldos oscurecen el pueblo nadie puede salir a la calle. Miles de cámaras acaban de ser encendidas y los ojos de La que Todo lo Puede lo controlan todo, por lo que llegar a la fábrica de concejales va a ser una tarea complicada.
- Podemos volver al subsuelo, sugirió el proscrito.
- Desde aquí, utilizar el subsuelo para llegar a nuestro destino es imposible, comentó de nuevo el Rey republicano, cuando de pronto la voz de La Más Grande volvió a oírse con claridad.
- ¡¡Oráculo de los churros!! ¡¡Sagrado humo de la freidora!! ¡¡Aceite... Harina.... Levadura... ¡Productos de la madre tierra!! ¡¡Yo os invoco!! ¿Qué tenéis que decirme? Preguntó la más grande que había entrado en una especie de trance mientras hacía bailar los palos en el aceite.
Una intensa humareda proveniente de la sartén inundó el habitáculo, haciendo que las mascotas de la dueña salieran huyendo al exterior y que tanto el de la capucha como el pequeño pregonero cayeran desmayados, en tanto el dueño del negocio, más acostumbrado a bregar con las cosas de freír, se arrodillaba ante el perol viendo como de este emergía una espectral figura que danzaba al son de la letanía que ahora profería La Más grande.
-chuuuuuu- rriiiiiiiiii- tooooo. Chuuuu-rriiiii- tooooo, repetía incansable sin parar de remover el aceite hasta que una voz de ultratumba la interrumpió:
-¿Quién osa invocar al espíritu del churro? ¿Quién perturba mi descanso?
- Ohhh gran espíritu de la masa frita. Soy yo, tu sierva, la que ensombrece pueblos y reforesta cunetas. La que corta calles y castra gatos. La que Todo lo Puede y la que Todo lo ve. Tu servidora fiel.
- Tú, otra vez,dijo con desdén el humeante espectro : Últimamente me solicitas mucho para que te ayude a gestionar los asuntos de tu Villa, pero recuerda que lo que yo te diga no lo puedes tergiversar, que luego pasa lo que pasa y tienes que ir dando explicaciones, dijo la fantasmagórica figura creada por el humo.
-Ja, ja, ja. ja, ja, ja, rió a carcajadas La Más grande: Es verdad que la última que te invoqué te pregunté por el tema de la Policía Local y me lié un poco. A eso de invocar a un espíritu a través de un perol lo llamé Auditoría, aunque bueno, mi buena gente sabrá entenderme. Pero... que no me quiero perder. Hoy te vengo a preguntar otra cuestión importante que me tiene preocupada.
- Pregunta, pero ten cuidado como utilizas mi sabio consejo, dijo el oráculo consiguiendo que los revolucionarios desde el pasillo ahora estuvieran más preocupados en oír que tenía que preguntar La Más Grande que en escapar.
-Últimamente, una horrible pesadilla no me deja descansar, comenzó diciendo La Más Grande: En mi sueño aparezco en el Salón de Plenos como líder de la oposición y mi papel es irrelevante. Veo cómo en el sillón presidencial hay una especie de monje que me quita la palabra continuamente y me expulsa del Pleno a la más mínima. Entonces me despierto empapada en sudor y con dificultades para respirar. ¿Quiere decir eso que voy a perder las Elecciones? ¿Quién es ese monje?
- El próximo Alcalde será el custodio de la banderita, dijo abruptamente el oráculo provocando que La Más Grande cayera al suelo y que los que estaban en el pasillo quedarán estupefactos.
-¿El custodio de la banderita?, preguntó con curiosidad el proscrito al observar que todos sus acompañantes habían entrado en Estado de shock.
- Por mucho que haya cambiado yo no pienso apoyarlo con mi voto y creo que ninguno de los aquí presentes debería hacerlo. Porque mayoría absoluta no pienso que vaya a sacar. ¿No?, dijo muy enfadado el Rey republicano a sus acompañantes acrecentando aún más la curiosidad del proscrito que volvió a insistir.
- Pero, ¿quién es el Custodio de la Banderita?
- Es el líder de los Olonitas, una escisión del Vox creada por Macarena Olona, una arrepentida a la que muchos siguieron fundando conventos donde se custodian reliquias LGTBI y creando casas de acogida para inmigrantes ilegales. En la Villa Entoldada los olonitas construyeron un templo para venerar el cartel de Marchena orgullosa en la rotonda del cementerio y gracias a las dotes de su líder para los cultivos de huerta sobreviven y dan de comer a muchos extranjeros sin papeles. No había terminado de explicar el Rey republicano quién era el Custodio de la Banderita, cuando un fuerte estruendo se escuchó en toda la Villa provocando una amalgama de sonidos de vehículos de emergencia que intentaban llegar a un destino imposible.
El proscrito y sus acompañantes aprovecharon el caos tras el estruendo para correr fuera del edificio de los churros dirigiéndose hacia la antigua calle San Pedro, ahora rotulada como "Nueva Calle Sierpes, pero más ancha", desde donde empezaron a observar una gran polvareda proveniente del Ayuntamiento y provocada por el derrumbe de un edificio que hizo pensar a todos en uno en concreto, pero al acercarse comprobaron sorprendidos cómo el edificio que pensaban que había sucumbido seguía erguido, y lo que le quedaba, y que solo un poco más abajo, en la acera de enfrente, los escombros inundaban la calle.
Paralizados por la dantesca escena que ante ellos se presentaba, de pronto observaron cómo de entre el polvo y los escombros surgía la figura esbelta de una mujer que poco a poco se acercó al grupo descubriendo el proscrito que era su amada, que había sobrevivido al derrumbe de la nueva víctima de la Maldición de la Manolita, la fábrica de concejales había caído al suelo y con ella muchos secretos guardados por La Más Grande.
Un apasionado beso entre el proscrito y la bella mujer hicieron por un momento detenerse el tiempo terminando con un tierno abrazo y unas palabras al oído pronunciadas por la que ya no era necesario rescatar:
- Únicamente tú puedes parar la maldición.