Opinión

vhs

 

La maldición de la Manolita, capítulo 3, (relato de ficción), llega con numerosas aventuras en las que participan el proscrito, perras que urden planes maquiavélicos, gatos, animalistas y, una vez más, el cocinero rojo y el Rey republicano, entre otros.

 


 

El numeroso público presente en el salón de televisión ubicado en las entrañas de la villa entoldada fue creando poco a poco un minúsculo pasillo para dejar paso al proscrito, que iba flanqueado a izquierda y derecha por el rey republicano y el cocinero rojo

 

tv villa entoldada
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El silencio era estremecedor y las miradas inquisidoras de los asistentes provocaban en el perseguido una desazón difícil de soportar. Acababa de escapar de las garras de La Más Grande, pero ahora la incertidumbre que le provocaba ser protagonista de un maquiavélico plan perpetrado por dos mascotas lo hacía sentir como si todo el peso del mismísimo infierno fuera a caer sobre él.

 

La mujer que antes les había puesto en aviso sobre el inicio de la reunión de los representantes del pueblo les cortó el paso justo cuando se disponían a abandonar el gran salón mostrándoles una cinta VHS, a la vez que les decía:

 

- Aquí tenéis grabado el Pleno, solo tenéis que buscar a "la que habla con los animales" para que os traduzca el plan que las perras han urdido.

 

-"¿La que habla con los animales" es la Dueña, no? ¿Cómo nos va a informar ella del plan?, preguntó extrañado el prófugo.

 

- En la villa entoldada hay mucha gente que cree tener el don de comunicarse con la fauna y la que será vuestra traductora es una de ellas, además tiene cuentas pendientes con La Más Grande y no dudará en ayudaros.

 

-¿Y dónde podemos encontrarla?, la Interpeló el cocinero rojo mientras recogía la cinta de vídeo.

 

cocinero rojo

 

jane goodall

 

gato arbol ok

 

-Las últimas noticias nos hablan de que está intentando salvar un gato que se ha subido a un árbol y no se quiere bajar. Ha movilizado a medio pueblo. Así que habrá mucha gente presenciando el rescate, por lo que a buen seguro podréis pasar desapercibidos si os ponéis estos trajes de bomberos.

 

Los tres hombres recibieron unos disfraces de apagafuegos, además de una última indicación respecto a la ubicación de donde se estaba produciendo el rescate del minino y raudos y veloces se dirigieron a su destino por uno de los innumerables túneles que salían desde Santa Eulalia y que, como arterias, te comunicaban con cualquier punto del pueblo.

 

Llegaron a una zona del antiguo parque muy cerca de dónde el Torollo guardaba las vacas y se dirigieron hacia una hendidura por la que se vislumbraban rayos de luz.

 

-Paco ¿tú crees que vamos a caber por ahí?, preguntó un tanto inquieto el Segovia a su camarada revolucionario al ver el minúsculo espacio por el que tenían que salir.

 

-No te quepa la menor duda, además saldremos ya vestidos de bomberos para no levantar sospechas. Lo tranquilizó el rey republicano.

 

Un numeroso grupo de personas estaba rodeando el árbol al que el pequeño felino había decidido encaramarse y a nadie de los presentes le cabía la menor duda de que el gatito también se bajaría en cuanto tuviera ocasión, pero la amiga de los animales había decidido iniciar una pequeña cruzada para rescatarlo.

 

El público miraba hacia la rama desde donde el pequeño felino los observaba mientras a cada rato se lamía las patas y mientras la gente hacia especulaciones sobre la estrategia del rescate, el Rey republicano asomó la cabeza por el hueco abierto en el suelo.

 

-¡Ahora! Ordenó a sus dos acompañantes para que estos se dieran prisa en salir al exterior.

 

- ¡¡Hombre!! Por fin han llegado los bomberos, dijo la amiga de los animales que de pronto los descubrió a su espalda. Llevamos horas esperando, mientras tanto hemos utilizado todo lo que sabemos para atraer a un gato: feromonas, huesos de pollo, una madeja de lana, pero nada, no baja.

 

- Es que hay mucha gente y estará asustado. Si nos vamos todos seguro que se mueve, opinó el Segovia.

 

-No tienes ni idea de animales. No baja porque no estamos llegando a un acuerdo. ¿No ves lo que expresa su lenguaje corporal?, lo corrigió la Jane Goodall de los gatos.

 

-Mini, mini, mini, dijo por sorpresa el proscrito haciendo a la vez como si diera chasquidos con los dedos.

 

En ese instante, atraído no se sabe muy bien por qué, el pequeño minino fijó atentamente sus pequeñas pupilas en el que desde abajo hacía como si chasqueara los dedos. Entonces se levantó, irguió las orejas, miró hacia arriba y de manera elegante inició el descenso del árbol.

 

La amiga de los animales, que lo esperaba con un transportín para poder trasladarlo a su casa de acogida para mascotas, estaba desconcertada y no quiso tocar al gatito una vez este hubo finalizado el descenso dándole un tiempo para que olisqueara por el suelo. De pronto, un cernícalo de Santa María de tamaño mayor a la media, del que nadie se había dado cuenta a excepción del gato que por eso se había montado en el árbol, comenzó un vuelo en picado hasta capturar al cachorro minino y con el pobre animal entre sus garras voló hacia la torre de la iglesia para devorarlo.

 

-¡¡Bienvenidos al mundo animal!, sentenció el Rey republicano mientras la amante de los animales caía desmayada al suelo.

 

-¡¡Dejadla respirar por Dios!! ¡Dejadla respirar! Se oía gritar entre los lugareños que rodeaban como buitres el cuerpo inerte de la mujer que había vuelto a descubrir que el mundo animal tenía sus propias reglas.

 

Los tres Bomberos aprovecharon la ocasión para acercarse a la desmayada y comenzar las labores de reanimación pues necesitaban urgentemente que esta les tradujera los ladridos de las perras, como era su misión, y ningún síncope los iba a detener.

 

El Segovia cogió un frasco de la mano de la desmayada donde se podía leer: "Feromonas de Gato en celo" Lo agitó y fumigo con el bote sobre las fosas nasales de la desfallecida que enseguida recuperó el conocimiento.

 

La ayudaron a levantarse y mientras pedían a la muchedumbre que se apartara, el proscrito la informó de porqué estaban allí.

 

- Vengo del subsuelo y me han dicho que tú puedes ayudarme a traducir el maquiavélico plan que las mascotas de la señora han ideado para acabar conmigo. Estos dos comunistas y yo te estaremos eternamente agradecidos si nos traduces los ladridos de las perras. Aquí traemos la cinta.

 

- ¿Dónde hay un vídeo?, preguntó a voces el Segovia.

 

La mujer los miro con compasión y se dirigió al fugado:

 

-¿Eres el proscrito, Verdad? No me hace falta ver nada, pues aún retumban en mis oídos los ladridos en el plenario. Decían algo malvado. Algo sobre alguien que a ti te importa. Van a intentar convertir en afiliada a tu amada.

 

-¿Afiliar al partido a su amada?, preguntó sorprendido el Segovia.

 

- Sí. La amada del proscrito. Esa que está buenísima. Ese es el calificativo literal que utilizaron las perras con sus ladridos.

 

perro ladrando ok

 

- ¡Qué comentario más machista!, opinó el rey republicano un tanto enfadado.

 

- Ya, pero lo dijeron con un ladrido y nuestras absurdas leyes no pueden actuar, zanjó la traductora mientras el Rey republicano daba vueltas al árbol donde había estado encaramado el gato y tras detenerse un instante se dirigió al fugado.

 

- ¿Dónde crees que puede estar tu amada?

 

- Desde que me persiguen no la he visto ni he tenido noticias de ella, pero confío en que estará bien, se pronunció lacónicamente el prófugo.

 

Una gran carcajada de la traductora hizo que las lágrimas que parecían iban a brotar de los ojos del hombre más buscado de la villa quedarán en suspenso, y entre risas la mujer les informó.

 

-Tu amada seguramente ya esté en manos de La Más Grande y el proceso para afiliarla habrá comenzado, y cuando esto pasa ya es irreversible. Confiemos en que no llegue a concejala, eso sería terrible.

 

-No hay tiempo que perder, interrumpió el Segovia a la traductora mientras cogía de la mano al fugado: “Te ayudaremos a salvar a esa pobre desdichada. No podemos permitir que la conviertan. ¿A dónde llevan a los que quieren convertir? ¿A una excursión con bebida y bocadillo gratis?, interrogó el cocinero rojo a la amante de los gatos.

 

coca cola refresco

La traductora miró detenidamente a los tres hombres y con voz solemne les dijo:

 

- Los tiempos han cambiado. Ahora La Más grande tiene otras tácticas. Tu amada estará retenida en la fábrica de concejales y con alquimia será convertida.

 

-¿Alquimia? ¿Fábrica de concejales? ¿Y dónde demonios está ese lugar?, cuestionó el proscrito.

 

-Esa información yo no la tengo, -respondió la mujer-, pero sé quién puede ayudarte.