Cualquier motivo es excusa para que los precios de lo más perentorio, de nuestras necesidades básicas suban. Dicho así parece que nos quejáramos por costumbre. Observamos que la subida del petróleo árabe, la guerra de Ucrania, la caída de la banca… afecta, ¡y de qué manera!, a nuestros bolsillos. Lo cierto es que lo que empleabas en gastos periódicos semanales (alimentación, higiene, ropa…) se ha duplicado en un año; eso sin hablar de vivienda, bares, transporte…
Todos nos quejamos: Gobierno, empresarios, agricultores, intermediarios…; pero, quienes realmente lo sufren son las familias.
Alguien está haciendo su agosto en invierno y verano.