Local

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COMUNICADO. La Asamblea Local de Izquierda Unida de Marchena, ante las pintadas aparecidas en la fachada de la Sede Local del Partido Socialista Obrero Español de Marchena, MANIFIESTA la más absoluta CONDENA a la aparición de las citadas pintadas y plantea las siguientes consideraciones:

 

 


 

Los partidos políticos, dentro de la legalidad democrática, son elemento fundamental para canalizar las discrepancias políticas y diferentes visiones de la sociedad que los habitantes y miembros de las diferentes colectividades o naciones tenemos entre nosotros.

 

El respeto a la labor de éstos, como medio de manifestación pacífica de los deseos y aspiraciones de los diferentes sectores que conforman un pueblo, es pilar fundamental sobre los que se asienta la convivencia en una sociedad democrática avanzada.

 

Es, por tanto, inaceptable la aparición de determinados símbolos, con la carga ideológica que arrastran, en cualquier lugar del pueblo en general y, particularmente, por la carga de amenaza que representan, en determinados lugares en particular.

 

La cruz celta, o cruz solar, viene siendo utilizada desde hace bastante tiempo por grupos supremacistas, xenófobos, racistas, etc. que no dudan en el uso de la violencia y el miedo como fórmula para conseguir imponer por la fuerza su visión de la sociedad y la defensa de sus espurios intereses en contra de los intereses generales de la colectividad.

 

No es la primera vez que estos símbolos aparecen en nuestro pueblo, lo cual hace que deje de ser una gracieta aislada para convertirse en algo mucho más serio.

 

La frase que acompaña a dicha cruz celta, o solar, o como se quiera denominar, no deja de ser una perfecta combinación de odio, analfabetismo e ignorancia. “Caeréis como en el 39”. Marchena cayó en el 36, más concretamente el 20 de Julio de 1936, y los que cayeron fueron 220 marcheneras y marcheneros, asesinados por quienes se autodenominaban “libertadores de la patria”.

 

Se impone, entendemos, una reflexión serena por parte de todas y todos, y una manifestación clara de la defensa del sistema democrático y de sus mecanismos de representación, como la forma más útil y armónica de convivencia entre todas y todos con absoluto respeto a la ideología propia e individual de cada persona.