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Hoy, día 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se ha celebrado la ofrenda floral que el Ayuntamiento de Marchena realiza a los doscientos marcheneros represaliados tras el golpe de Estado franquista en Marchena, con la asistencia de representantes del equipo de Gobierno socialista, a la cabeza la alcaldesa María del Mar Romero, así como de los concejales de Unidos por Marchena, Andrés Mateo, y de Izquierda Unida, Francisco Rey. PSOE e IU como partidos políticos, además de la Asociación Dignidad y Memoria (DIME) han depositado igualmente ofrendas florales ante las víctimas de las tropas fascistas enterradas en fosa común y que aún no han sido halladas. Por su parte, integrantes del PP, con su presidenta Esther Álvarez al frente, han realizado ofrendas florales a San Roque, al osario del cementerio y al monumento a las víctimas del Covid, además de colocar velas y rezar en los panteones de todas las hermandades de nuestra localidad.

 


 

"El aire se serena/y viste de hermosura y luz no usada..."

 

Así comienzan los versos de la oda a Francisco Salinas en la que Fray Luis de León nos transmite su acercamiento a Dios a través de las notas musicales del maestro burgalés del Renacimiento, organista excepcional del Renacimiento.

 

Los contrastes que se avistan ya en la primera fase del Barroco, y que se extremarían en la entrada en el siglo XVII, se apuntan con claridad en los versos del poeta castellano, y el principio de la oda, si no supiéramos de qué trata el poema, bien podría referirse a los cementerios, donde la lúgubre muerte, nada más y nada menos que "cesación o término de la vida" es espacio sentido y vivido por cada uno de los transeúntes de tan variada manera, en la contemplación de lápidas que le llevan al recuerdo de sus seres queridos, pero que en general, a muchos les deja la sensación de relax y armonía fuera de este mundo, sentires que, vuelta a la paradoja, no dejan de ser inquietantes, ¿por qué no se encuentran tan prestamente en las urbes donde se dirime el devenir de cada día? En 1836, Mariano José de Larra, envuelto en una decepción mayúscula con la abulia del momento, se infundía en mares de angustia no precisamente en su paseo por el cementerio (fuera real o una pesadilla) sino en su visión de la ciudad de Madrid, sus edificios y sus gentes, como ciudad enterrada. Mañana pues, se cumplen 187 años de este artículo magistral, "Día de los difuntos" que escribió este inconformista y rebelde escritor y periodista para el Español el 2 de noviembre de 1836, tres meses y once días antes de propinarse un disparo en la sien: "Ellos viven, porque ellos tienen paz; ellos tienen libertad, la única posible sobre la tierra, la que da la muerte; ellos no pagan contribuciones que no tienen; ellos no serán alistados ni movilizados; ellos no son presos ni denunciados; ellos, en fin, no gimen bajo la jurisdicción del celador del cuartel; ellos son los únicos que gozan de la libertad de imprenta, porque ellos hablan al mundo. Hablan en voz bien alta y que ningún jurado se atrevería a encausar y a condenar. Ellos, en fin, no reconocen más que una ley, la imperiosa ley de la Naturaleza que allí les puso, y ésa la obedecen".

 

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Cien años después, en 1936, quienes plantaron cara para defender la República que hubiera anhelado el madrileño escritor, o quienes simplemente tras tantos siglos de falta de libertades y desigualdades, comenzaban a disfrutar de una democracia, seguramente con sus problemas del día a día, pero consolidada y moderna, y simplemente por afiliarse, militar en partidos de izquierda o democráticos, o desempeñar las muchas y variadas profesiones obreras y liberales, eran perseguidos, ejecutados o represaliados; cien años después, en 1 de noviembre de 1936, ya había 200 marcheneros y marcheneros que habían sido enterrados en fosas comunes y que aún se buscan, y a ellos han homenajeado como viene siendo habitual desde demasiado tiempo después, pero desde entonces con acierto preservado fielmente en estos últimos años, el Ayuntamiento de Marchena con representación en esta ocasión de concejales del equipo de Gobierno socialista (María del Mar Romero, alcaldesa; Manuel Suárez, Teresa Jiménez, Víctor Montes, Zaida Roldán y Julia Iriarte), así como de Unidos por Marchena, Andrés Mateo y de Izquierda Unida, Francisco Rey, en total, representación de tres de los cinco grupos municipales que forman el Pleno Municipal.

 

El PSOE de Marchena e Izquierda Unida de nuestro pueblo, a título de partidos políticos, han querido depositar sendas coronas de flores a estas víctimas de la ola de fascismo que comenzó en Italia y Alemania y llegó a España, siendo Sevilla una de las primeras provincias tomadas, con retransmisiones por radio de las "hazañas", como ahora hacen ciertos gobernantes de la "tierra prometida", pero en vídeo, con el permiso vergonzoso de las grandes potencias, casi un siglo más tarde.

 

 

Evidentemente, José Pichardo, presidente de la Asociación Dignidad y Memoria, ha realizado la ofrenda floral en este monumento que es enclave merecido para los olvidados por tanto tiempo y cuyo impulso fundamental de la recuperación de su memoria y reparación le pertenece a la citada asociación, valiente, tenaz y constante, tanto como documentada y rigurosa, aspectos estos últimos en los que es imposible no acordarse de Javier Gavira Gil, historiador cuya obra de La historia oculta en Marchena aquellos años, no nos cansaremos de repetirlo, debería ser lectura en la asignatura de Historia en los IES de nuestro pueblo, antes de que se olvide también la existencia de tal joya documental que viste de hermosura y luz no usada nuestra borrascosa historia de aquellos años.

 

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Pedro Salinas, el organista del Renacimiento, fue ciego, desde los 11 años, pero vio la música y obtuvo cátedra y su obra fue estudiada por quienes vinieron después. En 2023, hay muchos que ven, pero prefieren estar ciegos, pero no hay más que remitirse a la actualidad para tener conciencia de que, como estos 200 marcheneros (represaliados fueron muchos más y durante tanto tiempo), miles y miles de inocentes que defienden su tierra ante injusticias y atropellos, como nuestros valientes marcheneros entonces, pasarán el resto de sus vidas, en no pocos casos, sepultados, sin entierro digno, ilocalizados. Ayer con asaltos a fusil, hoy con bombardeos aéreos que no paran día tras día, la historia sigue. "Venceréis, pero no convenceréis", dijo precisamente en un 12 de octubre de 1936 Unamuno a los fascistas. Si levantara cabeza, no dudamos un ápice quienes conocemos su personalidad, que se lo habría espetado al señor Benjamín.

 

Afortunadamente, la convivencia y la paz, que tanta sangre derramada dejaron, volvió por estos lares, no sabemos si con tantos fantasmas que nos asolan, por mucho tiempo (históricamente hablando), y de unas décadas a esta parte, dentro de la diversidad de circunstancias que a cada cual llevan a la muerte (más lógicas en el curso del tiempo, más injustas por devenires crueles del destino), los familiares, a diferencia de los de los represaliados, acuden cada 1 de noviembre uno a uno, conformando un sentir popular de reconocimiento sencillo y silencioso a sus antepasados, a observarlo y a hablarles ante sus tumbas, a todos aquellos que fueron su ejemplo, su compañía, su amor, su amigo, su compañero, su padre, su madre, su abuelo, su abuela o su referente, mientras los conocieron. Benditos sean, por cierto, quienes, desde que fuimos niños nos quedan en la memoria para siempre, a pesar de solo haber pasado por el curso de la vida escasos años ante nosotros, ejemplos de que bondad transmite más en poco tiempo que maldades que duren cien años, que las hay.

 

Ahí pues, los familiares, hablan a quienes fueron sus genios, a quienes le dieron aire sereno y grande ánimo, brillo, cualidad que se alcanza a veces con la clarividencia y otra con los contrastes, como por ejemplo Góngora rindiendo honor al Greco tras el solemne momento del cierre de "la dura llave", que da paso a este canto al talento que perdura: "Yace el griego, heredó Naturaleza/arte y el Arte estudio, Iris colores,/Febo luces, si no sombras Morfeo".

 

Sobre los mármoles graves del cementerio, los familiares acuden un 1 de noviembre más a llenar el recuerdo de los que se fueron, que no se va, y que un día serán ellos para incluso los que aún no están, con miradas que hablan en este día de pausa y reflexión.

 

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El Partido Popular celebró acto propio en este día De Todos los Santos, con la presencia de su presidenta, Esther Álvarez Vargas, su concejal José López, así como componentes de la última lista electoral, Darío Cabrera y Desamparados Guisado.

 

El PP informa de que hizo ofrenda por todos los fallecidos en la Ermita de San Roque al santo con este nombre, posteriormente llevó a cabo otra en el osario del cementerio y colocaron una vela en cada panteón de las distintas Hermandades de Marchena, rezando las correspondientes oraciones, para concluir el recorrido en la rotonda en homenaje a las víctimas del Covid que se erigió en la rotonda junto al centro de Salud de Marchena.

 

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Todavía seguía gente en el cementerio y alrededores a las cinco de la tarde, en todos los relojes. Como Fray Luis, o como Larra, Federico García Lorca compuso la elegía en la que unió rabia y melancolía para el llanto por la muerte de su amigo torero, sin saber que poco después él, dramaturgo universal y poeta del pueblo, moriría, en su caso, ejecutado cruelmente por la insaciabilidad fascista y todavía no hallados sus huesos, al igual que los de los represaliados de Marchena a los que la Memoria Histórica que algunos niegan o ignoran en el corazón de la Andalucía que Federico profundamente amó, al igual que los que hoy perecen bajo la arena de un ruedo de escombros donde el abuso y la cobardía son armas letales que acaban con miles de personas, incluidos periodistas, médicos y hasta personal de la ONU, ahí a escasos 3.700 kilómetros por aire que bien se podrían recorrer en menos de una mañana.

 

En su paseo entre sol que bebe arroyos y sombras que van ocupando el espacio, Francisco de Quevedo, 410 años cumple una de sus tantas obras maestras, entraba en una casa "despojos de anciana habitación" que hablaba más de sí mismo aún que del, a sus ojos, deteriorado poderío del Imperio Español.

 

Hay también quienes en el cementerio, vencidos de la edad sienten su espada, y fijando sus ojos en inscripciones lapidarias, no hallan cosas en las que poner los ojos, que no sean recuerdo de la muerte.

 

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