La huelga de los trabajadores de despiece de Adecco en Procavi sigue adelante, camino ya de su fin, tras ya nueve jornadas de reivindicaciones y protestas a las puertas de Procavi, donde ayer al mediodía entraron entre los dos turnos 32 personas del total de 220, lo que significa un seguimiento de la huelga de un 85,45 por ciento en la tarde, que unido al 91,82 por ciento de la mañana cuando entraron al tajo 18 personas, representa un seguimiento de la huelga del 88,63 por ciento en el conjunto del martes (fueron a trabajar 50 de 440), cifra muy similar al mismo día de la semana anterior. En la mañana del miércoles, se mantiene la tónica, habiéndose registrado la entrada de 19 personas entre los dos turnos, por lo que el seguimiento de la huelga se sitúa en el primer dato de hoy en el 91,36 por ciento.
El mediodía del martes se completaba con la visita de una Inspectora de Trabajo, a petición de CCOO por presunto esquirolaje de la empresa, siendo considerado éste como el intento de paliar los efectos de la huelga ya sea con personal propio de otras áreas o ajeno, en su definición.
Los representantes del Comité de Empresa destacan que "la inspectora nos ha escuchado atentamente y ha tomaod nota de todo", tras lo que posteriormente, para completar la realización de su trabajo, se ha reunido con la empresa para escuchar su punto de vista.
'Empleo y dignidad. ¡Basta ya de precariedades y abusos labores!" y "No + Precariedad" rezaban las dos pancartas que portaban los trabajadores en protesta este martes.
"Compañero, únete", "compañero, ni un paso atrás" o "esquirol, lameculos del patrón", han sido algunos de los cánticos que se han escuchado de parte de los manifestantes a la entrada de quienes han decidido no secundar la huelga, que sigue siendo un número muy minoritario, lo que se va convirtiendo con el paso de los días en más relevante tanto en los efectos que produce en la cadena de producción de la empresa, parada salvo para hacer jamoncitos, como en el propio éxito de una convocatoria de huelga de por sí extensa y ante la que convicción que muestran los trabajadores en la defensa de sus derechos es tal, que no pocos han adoptado la decisión de hacerla todos los días e ir camino de perder más de 400 euros para la economía de sus casas, dato que se convierte en más doloroso, si cabe, cuando los medios de comunicación nacionales informaban ayer de una subida de la inflación del 6 por ciento, décimas incluso más alta en Andalucía, o de un aumento de los precios de alimentos del 16,7 por ciento en febrero, coronado por declaraciones del presidente de una importante cadena de supermecados justificándolos en que, si no, se habría producido "un desastre" en la cadena de producción.
Del frío de la noche al calor del mediodía, unos trabajadores en su mayoría muy jóvenes, y con la primavera esplendorosa asomando en el sol de la Campiña, con cielos azules manchados de aviones de guerra el día en el que un avión de combate ruso chocaba con un dron estadounidense en el Mar Negro, el día que se cumplía tres años de la declaración del estado de alarma en el oficial inicio de la pandemia que también minó el bolsillo de pequeños autónomos y trabajadores, los trabajadores pasaban las horas almorzando lo justo a la intemperie, camino al fin de una huelga tras la que, si nada cambia, volverán el viernes a sus puestos de trabajo, con 400 euros menos, pero la cabeza alta de haber defendido a un colectivo que siente desde temprana edad el peso de los sobreesfuerzos y que, evidentemente, según nos comentan los representantes sindicales, no descarta futuras medidas como una huelga indefinida si la empresa no atiende sus propuestas.
