El blog 'Un poema cada semana', coordinado por el profesor Antonio Martín, centra el poema de esta semana en las lacras de la orfandad de niños y niñas a causa de la violencia de género por la cual sus madres fallecen e incluso asesinatos por parte de padres o madres que ejercen violencia sobre sus hijos e hijas como método de cruel venganza contra su pareja. A estas víctimas silenciosas, que pagarán durante toda la vida con duras secuelas estos trágicos sucesos, dedica su poema Alberto Tesán. Es interesante la reflexión del profesor sobre la necesidad de detectar estos problemas en el aula, ya que estas situaciones difíciles de percibir son causa de bajo rendimiento académico y de trastornos personales de todo tipo en la vida de los niños y adolescentes que los sufren. Eso sí, este trabajo debe estar exento de todo tipo de prejuicios perjudiciales para la vida futura de estos jóvenes, propone Martín. (En la imagen, de la agencia EFE, el buque oceanográfico Ángeles Albariño, que realizó las búsquedas de las 'niñas de Tenerife' asesinadas por su padre en el año 2021).
Alberto Tesán nació en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) en 1971. Ha publicado tres libros de poemas: El mismo hombre, Piedras en el agua y Gente que bebe. Ha sido incluido en diversas antologías y recopilaciones poéticas de su generación, como 10 menos 30 y La lógica de Orfeo, ambas de Luis Antonio de Villena y Pasar la página, poetas para un nuevo milenio, de Manuel Rico; Feroces, de Isla Correyero; Poesía espanhola de agora, de Joaquim Manuel Magalhaes.
He aquí su poema:
PALABRAS
Hablamos de dinero. Diez, quince, veinte mil.
Todo es poco.
Hablamos de los niños. De eso también. De los niños.
Estudian cada gesto y las palabras.
Son importantes las palabras.
Se transforman en gritos. Y los gritos en golpes.
Qué bien. Qué bien. Papá y mamá se quieren.
Y de repente todo da vueltas en la casa.
Todo empieza a girar y no puedo pararlo.
Y cuento hasta cien. Cierro los ojos
y cuento hasta cien para entender
cuánto dolor podemos soportar
y en qué monstruos nos hemos convertido,
y en qué infiernos hemos caído.
VÍDEO POEMA PALABRAS DE ALBERTO TESÁN
En un informe de UNICEF del año pasado (2021), se señala que, en España, los niños y niñas víctimas de esta situación no deja de aumentar: entre enero de 2013 (cuando empezaron las estadísticas oficiales) y agosto de 2021 se han confirmado 42 casos de niños o niñas asesinados por violencia de género y el número de huérfanos a causa de este tipo de violencia que cuentan con menos de 18 años es de 320. La última niña, apenas hace unos días, el 8 de noviembre de este 2022. "Son víctimas directas, muertes que muestran que todavía hay mucho por hacer", se recalca en el blog poético.
La reflexión del profesor va más allá y es certera por cuanto "si lo pensamos, hay incontables casos que no pueden aparecer en las estadísticas. Niños y niñas, adolescentes que son también víctimas por presenciar la violencia contra sus madres. Y no podemos olvidar que siempre son víctimas por crecer en un entorno de violencia, aunque ni la presencien ni la sufran directamente. Aunque no reciban golpes, ni tengan moratones, ni les insulten directamente a ellos o a ellas, el daño en muchos casos es irreparable y lo arrastrarán buena parte de su vida, en el caso de que no determinen sus vidas para siempre. Estas son las otras víctimas de la violencia machista, de las que poco se dice habitualmente".
El poema de Tesán, de una llaneza acorde con las características de esta realidad, carente de adornos, pero de una claridad transparente, atraviesa las entrañas de los lectores, a los que nos deja en shock.
En el ámbito académico, la reflexión es más que interesante para los docentes que nos puedan estar leyendo y para la sociedad en general: "Lo más terrible es que pueden existir pistas delante de nosotros, en las propias aulas. Los expertos señalan el bajo rendimiento académico, trastornos del sueño, miedos no específicos, pensamientos negativos sobre el futuro inmediato, la depresión, el consumo de drogas, la ansiedad, somatizaciones, trastorno por estrés postraumático, baja autoestima, escasas habilidades sociales, mayor riesgo de violencia entre iguales o en las primeras parejas... Hay mucho silencio al respecto y, al menos, en efemérides de este tipo, debemos abordarlas en el aula, para crear conciencia y tener sensibilidad sobre esta realidad. Tal vez, esta semana, en algún momento, después de escuchar o leer a Tesán, se pueda hablar sin tapujos de lo que ocurre en la infancia y en la adolescencia con estas víctimas, que parecen invisibles y se encuentran muy cerca de cualquiera de nosotros".
Añade el profesor que "nos resistimos a caer en el determinismo de que los niños y niñas que sufren esta violencia de género, suelen ser después maltratadores. Algo podemos hacer, algo debemos hacer desde la tribu que educa. Como mínimo, hacer un trabajo serio, riguroso, sobre los Derechos Humanos, sobre los derechos de la infancia. Y no pasar nunca de largo cuando veamos pequeñas señales que pueden esconder un conflicto enorme y profundo en la mente y en el corazón de esas pequeñas personas que piensan, sienten y les afecta lo que ocurre en su círculo más inmediato".