Hermandades

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Es mañana de cohetes, de flautas y tamboriles, de cantes por sevillanas ya acabados los abriles. Mayo se abre en flor entre bueyes y carretas, rocieros de nuestro pueblo caminan a las arenas. Es el día del primer tramo del camino, del Simpecado de Marchena. Quedan aún el aire los ecos de un Pregón de homenaje a los grandes romeros que un día partieron dejando un legado rociero, hacia un balcón del cielo, desde el que hoy observan las palabras de Francisco Rodríguez Rey, marchenero, y portador de sentimientos que elevan la tradición a un compendio de amistad sana, de vivencias compartidas, del Rocío como una hoguera común de hombres buenos.

 


VÍDEO RESUMEN PREGÓN HERMANDAD DEL ROCÍO DE MARCHENA POR FRANCISCO RODRÍGUEZ REY, EN EL CANAL DE YOUTUBE DE LA VOZ DE MARCHENA

 


Hace dos mañanas de Domingo, Francisco Rodríguez Rey ofreció un Pregón lleno de frescura y buenos recuerdos hacia quienes forjaron en Marchena una Hermandad de estrechos lazos en estas últimas décadas y con el deseo de un nuevo Rocío que hoy 21 de mayo comienza en Marchena a vivirse con fuerza con el inicio de la peregrinación y la consiguiente visita a las distintas Iglesias marcheneras antes de llegar a Almonte en unos días a expresar la fe en la Blanca Paloma.

 


Ha llovido tras varios meses de sequía. El riego de este Pregón rociado de sentimientos lo comenzó a poner el presentador, Manuel Flores, ante una Iglesia de San Sebastián llena hasta la bandera para presenciar el Pregón de Francisco Rodríguez Rey, que lleva en su vida el estandarte de “una humildad y un corazón pocas veces visto”, destacó su amigo y presentador, calificándolo de “buen rociero que lucha por la tradición y las raíces dándolo todo y sin pedir nada a cambio”, amén de reseñar los grandes momentos de convivencia que han vivido y la fe también nazarena de este hombre diecisiete años debajo de las trabajaderas que suma entre la Virgen de las Lágrimas y Nuestro Padre Jesús Nazareno.

 

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“Desde cientos de pueblos blancos, las carretas han salido, para recorrer andando, el camino del Rocío”.


Ese Rocío de flauta, tambor, sevillana y palillos, de compartir comidas y encender candelas, de caminos diferentes que llevan a cada persona en el sueño de llegar hasta el altar de la Virgen, fue puesto de relieve por el pregonero, que realizó un preciso dibujo descriptivo de los diferentes lares por donde discurre la peregrinación. Pozo Máquina, Raya Real y Palacio, Ajolí…entre ilusiones, vivas y salves en los que su corazón se vuelve sendero. “Voz de alondra” le pedía a su Virgen para ser su pregonero, mientras agradecía las palabras previas brindadas por su “hermano” Manuel.


“Todo nace del silencio”, proclamaría en el Pregón el pregonero, que dijo haber vivido y sentido el Rocío desde el vientre de su madre.


Alejado pues, de caballos, simpecados, presentaciones y oleajes humanos y de un encuentro en silencio con la Virgen, germinó este Pregón: “Porque cantar es mi vida y mi forma de quererte, que quien te reza cantando, dicen que rezan dos veces. Desde niño te he rezado por tu gloria Madre mía, por los que un día partieron y te entregaron su vida”, proseguiría en sus apasionadas palabras dedicadas a Manolo Caballo, de sendas polvorientas en luminosas mañanas, de luces de las candelas y lunares flamencos que despiertan los campos entre aromas de romero, sol, luna y río y hermandades que, bajo el cielo marismeño, se funden sus andares.


“Caravana de oraciones por los surcos de las viejas tradiciones. De porte serio y mirada penetrante, a lomos de un caballo, sombrero de ala ancha y zajones ajustados, rociero por derecho, creador y fundador, de nuestra hermandad, recorriste caminos y senderos, veredas y riachuelos, luchador y con coraje, marchenero, pileño y cordobés, cinta en el sombrero, ¡echa la montura que el camino está en el cielo! Te fuiste con un viva a la Virgen del Rocío en tus labios. Me enseñaste a ser cristiano y rociero, a querer a la Virgen del Rocío por encima de todo. Y ahora más que nunca caminas bajo su manto. Y este pregón te lo dedico a ti, mi querido padrino, Manolo Caballo”, pronunció el Pregonero para, como en diversas fases del Pregón, dar la voz de la canción y de la música a un espléndido coro, que junto al de la Hermandad, le acompañó por sevillanas, coplas, guitarra y piano en la Iglesia marchenera de San Sebastián, con David González, Antonio Ronquillo y en las voces Miguel Ángel Corona, Juan Ventura y Vicente Cobo.

 

Con chicotás e incienso de la Semana Santa marchenera aún en el ambiente, comienza pues este mayo rociero que ahora vive ya su punto álgido que lleva desde las parroquias marcheneras a Almonte a los peregrinos, de manera que Francisco Rodríguez Rey, fiel a este importante día de la Hermandad marchenera, nombró cada uno de los enclaves con sumo cariño forjando de torre morisca de Santa María, del lirio del templo hermoso de San Juan, de un San Miguel tamborilero y palillos por San Andrés, entre otros, esa mañana inicial en el que “todos buscan las arenas, que peregrina de amor, al Rocío se va Marchena”, después de que relinchos y cohetes hayan roto el alba y las coplas de los rocieros abran paso a esta mañana, sin olvidar el revuelo en Santo Domingo entre “peldaños que te llevan al cielo” y que generan en el Pregonero un sentimiento de armonía que debe hacer un Rocío “de paz y unión, de mano extendida”, y que tras integrarlo en bellos juegos de palabras en las advocaciones de todas las vírgenes marcheneras, incidió en que debe ser “Rocío de fe y amigos, de amor y entrega, Rocío para el peregrino que comparte nuestra mesa, que por tus ojos benditos se perdonan las ofensas de los fieles peregrinos que a la ermita llegan, concluyendo este sentir con su llamamiento a la necesidad de perdonar, de buscar en la conciencia para tender la mano a la persona que te ha podido ofender, o viceversa, y así poder mirar de frente a los ojos a la Virgen del Rocío y así vivir un Rocío “donde quepan galopes de sentimiento en marisma de nobleza”.


Versó el pregonero de los recuerdos de la mano de sus padres, y de la ilustre Hermandad de Córdoba con la que a la de Marchena unen tantos lazos y que le ha forjado en valores personales, agradeció a Sebastián las horas que junto a su padre le han dedicado a la Hermandad como responsables de carretas y recordó vivencias de cortijo tras cortijo para que aquella humilde asociación marchenera de no más de cuarenta personas pudiese cobijarse y darle de beber a las bestias sedientas.


Hizo honor a los fundadores que en 1987 se reunían en calle Conejero para ir plantando la semilla del Rocío en nuestro pueblo. Además de la formación espiritual, que defendió a lo largo y ancho del Pregón como pilar fundamental de la Hermandad marchenera y bien cultivada en el tiempo, “una de las primeras actividades materiales que se marcaron aquellos primeros rocieros marcheneros fue la elaboración de un gallardete que representaría al pueblo de Marchena allá por donde fuera. Este fue bordado por todas y cada una de las manos de, aquellas mujeres que pertenecían a la junta de gobierno. Más tarde se crearon los regímenes con los que la virgen está custodiada por dos Ángeles. Para sufragar todos los gastos se realizaban tómbolas, rifas y distintos sorteos en los que todos participamos con gran ilusión. Si hablará aquel salón podría contar miles de anécdotas…”, afirmaba Francisco Rodríguez Rey, que reflejó como fue creciendo el grupo y nuevos proyectos fueron viendo a la luz, hasta la aprobación diez años después de la creación de un simpecado que reflejaba el “gran sueño” de aquellos rocieros marcheneros, preciosa obra Francisco Franco Ortega: “Un simpecado azul y oro, el trigo y el olivo lo escoltan durante todo el camino, hasta llegar a su pueblo bendito, como el Señor en la Cruz, dos iniciales en cada brazo llevas, Pilar Casado y Manolo Caballo, siempre a tu vera”, proclamó.


Con cariñosas palabras a las Hermanas Mercedarias de San Andrés, Madrinas en la bendición solemne del Simpecado, continuó su Pregón: “Y no hubo mayor fortuna que un gran rociero, desde el taller donde te crearon hasta la casa de Francisco Franco te portara en sus manos.Qué gran privilegio la Virgen te ha regalado, rociero de la cuna, gran amigo y hermano de nuestra hermandad, primer mayordomo y fiscal de romería de la misma. Gracias por ser un gran ejemplo para mí, estés donde estés seguro que te has puesto tus mejores galas y junto a mi padrino como de costumbre estáis los primero en el balcón del cielo”, prosiguió Francisco Rodríguez Rey en este Pregón volcado en personas de referencia para él, que “vienen solos, se van solos, dan su vida, sin pedir…” y a los que expresaba: “Verás como están llorando quellos buenos romeros, que se acuerdan de los años, que lo mismo que tú hicieron. Unos fueron peregrinos, otros carreteros, otros alegran camino como buenos romeros. Y cómo no acordarme de ti, Jose María. Lo que sentí, lo que lloré, lo que pensé, no es pa explicarlo, no es pa contarlo; hay que conocerlo y esto dedicártelo”.


“¡Cómo olvidarme de Jesús Vera y su yegua torda, Benito, Juan conocido como el del Oro que tanto hicieron por su hermandad. Gracias por tantos momentos vividos….”, proseguiría Francisco homenajeando a tantas y tantas personas y posteriormente destacando la confraternidad marchenera con hermandades como las de Pilas, las de Osuna (especial mención a José Manuel Atoche y a Isidro Medina) o la de Utrera y el Viso, fuentes todas ellas de experiencias personales gratamente recordadas.


La Hermandad de Marchena fue distinguida como tal en 2015, y una semana antes se fue Manolo Caballo: “Hasta los pinos lloraron tu ausencia”, expresó el pregonero, que espera que la Virgen lo guarde bajo su manto y que recordó como en la Peregrinación extraordinaria de este año “ tu Simpecado bendito pisaba las arenas del Rocío, lo alcé tan alto que desde el cielo pudiste tocarlo, y ahora sí que si tu sueño se había realizado”.

 

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De la carriola Pionera creada allá por 1992, así llamada, dijo que podría contar miles de historias, mencionando en este punto a Pilar Casado, Manolo, Vicente y Rosario y sus padres: “Hoy en día la formamos un grupo de amigos, más que amigos familia. Hoy me siento orgulloso de ustedes que sin haber conocido lo que era el Rocío no habéis dudado en caminar junto a mí y así seguiremos haciéndolo hasta que ella lo quiera”.


El Pregón tuvo recuerdo a las primeras familias que llevaron el nombre de Marchena por caminos y senderos: ¡Junto a otras cuatro que fueron fundadas por las familias de Sebastián y Rosarito, Roberto Narváez y José María Álvarez, familia Carrasquilla y familia Salas. Y cómo no acordarme de ese primer camino que el Rocío de Marchena realizo junto a nuestra Hermandad madrina de Pilas, cuantas vivencias me han contado mis padres, recuerdos que les han quedado grabados en su memoria de aquella peregrinación, la ilusión con la cual dieron comienzo la andadura desde nuestra villa en dirección a las Marismas almonteñas… y es que cuando se pone el corazón en aquello que nos acerca a lo transcendente del ser humano la Reina de las Marismas nos va abriendo el camino”.


“Ejemplo de sencillez, constancia y animosidad de los promotores de nuestra Hermandad del Rocío de Marchena nos ha de ir guiando en nuestro avanzar hacia el futuro a esta segunda generación de rocieros marcienses”, destacó Francisco Rodríguez Rey: “Esta segunda generación de rocieros marcheneros hemos recibido un gran legado espiritual de aquella primera generación que le dio forma a nuestra Hermandad del Rocío de Marchena. Tenemos la obligación moral de cuidar dicho legado espiritual, conservarlo y transmitirlo a las siguientes generaciones.


Rezo, plegaria, convivencia y amistad es el Rocío para Francisco Rodríguez Rey, “devoción que alegra los corazones, cantes que nacen de muy adentro…el Rocío es suspiro que echamos en el sendero, porque sientes la añoranza de los que están en el cielo”.


A los jóvenes, al caballo, a la mujer, a la medalla ofrecería frescas y alegres palabras el pregonero, para sentenciar que “la Virgen no ha de ser pretexto; esta medalla de hermano es tu promesa por dentro, con mil cosas a tu lado y la Virgen en el centro”.


“…Madre mía del Rocío, la virgen de los abuelos, la que con fe y cariño les enseñare a mis hijos, Salve Señora y Reina, de mi sueño y mis desvelos…bendita sea tu pureza y eternamente lo seas, … te ofrezco mi alma, ,mi vida y mi corazón…me llena de esperanza cuando me pongo de rodillas…luz de los caminos que me llevan hasta tu reja, quiero acariciar tu rostro siendo brisa marismeña, quiero ser pino en las arenas y ser el mayor testigo allá en los caminos y quisiera ser la reja para abrazarte Rocío, o ser cohete en el aire para ir al cielo contigo. He dicho”, finalizó en este intenso y fervoroso Pregón el pregonero marchenero, abrazado por los suyos y ovacionado por todos.

 

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