El pasado fin de semana se celebró la cuadragésima edición del Concurso de Altares y Cruces de Mayo,organizado por la Hermandad de la Santa Vera Cruz y Nuestra Señora de la Esperanza Coronada, con la participación de 15 altaritos y la concurrencia de más de 160 niños y niñas de nuestra localidad que participaron en este histórico concurso.
VÍDEO RESUMEN DEL CONCURSO DE ALTARITOS EN EL CANAL DE YOUTUBE DE LA VOZ DE MARCHENA
La tarde, ligeramente calurosa pero dentro de los cánones razonables de mayo, se desarrolló con punto de partida de los pasos en el Rincón de los Melchores, donde se afinaron los preparativos bajo la atenta mirada de los mayores, que siempre echan una mano a los más pequeños para que su día más especial sea disfrutado al máximo.
Las artes bajo las trabajaderas y en torno al llamador vienen en Marchena aprendidas de cuna, y se notó en este concurso donde con una impecable solidez, los más pequeños llevan el paso con un esmero y elegancia espléndidas que le hacen disfrutar de esos cinco minutos sabedores de que pasaran fugaces, como en la memoria de cuarentones, incluso cincuentones ya, los recuerdos de sus presencias en los años 80 y 90 en este emblemático concurso. Además de los particulares, tres, participaron once pasos de hermandad, más el que cerró el concurso, marcando tradición, el de la Cruz de Mayo de la Veracruz.
Desde las curiosas escenas de pequeñitos pasos, incluso en uno de ellos con la presencia de costalero único, hasta pasos con 14 y 16 costaleros (el del Cautivo o el que presentó la hermandad del Dulce Nombre, o 13 el de la Cruz de Mayo de la Humildad), se pudieron ver a niños de diferentes edades, hasta la primera adolescencia.
Las vírgenes representadas fueron la de los Dolores y la Soledad y la presencia de niñas apunta a un futuro en el que las cosas caerán por su propio peso, siendo muestra de ello la participación femenina de un paso al completo del Cristo de San Pedro, hermandad que presentó tres altares al concurso, donde no falló, por supuesto, el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno o el del Santo Entierro, en versiones mini, siempre fieles a la cuestecita de la calle San Francisco, y, ¡cómo no!, el de la Escalerilla, presentando por tanto otros tres pasos la Hermandad de la Soledad.
Así transcurrió, con una organización que supo llevar muy bien los tiempos del concurso, esta tarde cofrade germen de la inagotable cantera marchenera, entre el disfrute también del numeroso público que alentó en cariño a los más pequeños en un fin de semana que se había abierto con el Pregón de las Cruces de Mayo pronunciado por Javier Cristóbal Andrada.
Cuando pasen los años, el diploma que tan ilusionados recogieron los niños del 2023, será reliquia de los hombres y mujeres cofrades del mañana.