La procesión del Corpus Christi ha recorrido las calles de Marchena en la mañana de este jueves, entre el repicar de las campanas de las iglesias de nuestro pueblo y de los propios niños carráncanos que abren el cortejo, que ponen estos sones tan característicos escuchados desde la lejanía. La profusión de colorido, música y rezo se ha hecho presente tres años después en las calles, ya que en los dos años anteriores se había efectuado tan solo procesión claustral, debido a la pandemia.
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Los niños y niñas vestidos de trajes de Comunión, las voces de las mujeres del coro en sus cánticos rezados, el interminable cortejo, que, por ejemplo, ocupaba desde la calle Carreras hasta el final de Huerta Gavira, otorgan una dimensión espléndida a una Festividad cuya excelsa solemnidad sigue imperando en Marchena en su vuelta al recorrido público.
El paso del ‘Niño Hermoso’, talla de Jesús infante, procedente del convento mercedario de San Andrés, bajo templete dorado del siglo XIX, de la Parroquia de San Sebastián o la reliquia de San Juan Grande, además de la Inmaculada Concepción, forman parte de este amplísimo cortejo en el que monaguillos, acólitos y la representación de todas las hermandades marcheneras, asociaciones religiosas y hermanas religiosas, se suman a un reguero inmenso de fieles que hoy han querido caminar en procesión en la soleada y despejada mañana en la que el trabajo ingente de montaje de altares y alfombras ha quedado plasmado de manera elegante y colorida en el asfalto empedrado de las feligresias de San Juan y San Sebastián.
La calle Florida, poco después de la revirá con el rincón de la Virgen, ha sido escenario de lluvias de pétalos color rojo, sangre del cuerpo de Cristo, para alabar en estampa icónica de halago a Jesús Sacramentado en esta celebración de la Eucaristía en la que las espigas y el pan simbolizan el alimento y se han dejado ver en la citada calle.
La Custodia de Francisco de Alfaro, de gran valor patrimonial, data de 1575, camino pues de los 450 años de existencia, lo que imprime un valor histórico cada año mayor al tránsito de este paso que ha estado hoy a los mandos de Ramón Carmona padre e hijo, y que siempre despierta el máximo respeto entre los fieles.
Los Padres Nuestros y genuflexiones, clásicas de esta procesión, se sucedían en el epicentro de la mañana, a veces en hermandad como en su paso ante el altar de Santa Bárbara de la hermandad del Dulce Nombre de Jesús o a las puertas de la Santa Caridad al dar la vuelta por la Plazuela del Dulce Nombre, donde los hombres de los sagrados corazones clavaron sus rodillas con firmeza al paso de Jesús Sacramentado, así como varios transeúntes más.
Al Corpus lo ha acompañado musicalmente la Banda de Música Castillo de la Mota, muy ilusionada para la esperada ocasión y dirigida por Pilar Ternero Lora, mientras que la Inmaculada Concepción ha contado con los sones del Quinteto de Metal Marchena Brass (fliscorno, trompeta, trompa, bombardino y tuba). Ha abierto el cortejo la Banda de Cornetas y Tambores María Santísima de la Palma.
La representación de clérigos tras la Custodia, con el párroco actual de San Juan, José Tomás Montes, así como el emérito Juan Ramón Gallardo, entre otros, no ha fallado lógicamente a la cita, como tampoco ninguno de los cuatro grupos políticos municipales con representación en el Ayuntamiento de Marchena (Socialista, Popular, Ciudadanos y Marchena Cien por Cien) ni los pregoneros senior y juvenil de la Semana Santa; Juan Luis López y Ana Herrera, y la exaltadora del Corpus, Ana María Olmedo.
Al paso por la calle San Francisco y por Cristóbal Colón, la uniformidad y colorido del cortejo era apreciada, incluso en las alturas (agradecemos a Fran García la cesión de fotos que cierran esta crónica) en la revirá con la cofradiera calle Padre Marchena, donde se fue echando el telón antes del regreso al templo de San Juan, tras un intenso miércoles noche y jueves madrugada que tuvo su colofón en el mediodía reluciente de Marchena como marcan los cánones del Jueves que siempre reluce más que el sol.
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