Hermandades

Los primeros componentes de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús allá por 1979-1980 se reunieron con motivo del 30 Aniversario en almuerzo en un restaurante cercano a la estación, donde completaron una serie de actos que han venido desarrollándose todo el año como el acompañamiento a la banda actual el Jueves Santo. Buen día fue para recordar anécdotas como los maletines de la plaza de toros o la lluvia de garbanzos que les cayó de una banda del pueblo en Écija en sus primeros años y disfrutar de la compañía de músicos que siguen siendo amigos 30 años después, que no es poco.


Con el 30 Aniversario de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús, referencia hoy en día en nuestra localidad por la calidad musical alcanzada con la grabación de dos discos y una aceptación popular en nuestro pueblo y en toda Andalucía ganada a pulso con su trabajo, se están produciendo unos acercamientos entre los componentes antiguos, los actuales, e incluso alguno de los que empezaron y que aún continúan, bastante gratos para la hermandad y lógicamente para la propia Agrupación Musical, que nació con chavales en su mayoría de entre 12 y 16 años entre 1979 y 1980.

Ya se vieron plasmados con el reconocimiento de Marchenero del Año en Cultura por su labor tras décadas, con el acompañamiento en calle Las Torres de algunos antiguos componentes en la procesión de Jueves Santo y con el propio devenir diario de los ensayos, donde han asistido los fundadores de la banda, embargados por un espíritu de nostalgia y a la vez de entusiasmo porque aunque veteranos, aún les resta mucho tiempo por delante y de una u otra forma se les nota que quieren seguir viviendo ese gusanillo que no se les va, ese ambiente de música cofrade que se les escapa tatareando marchas entre unos y otros cuando se encuentran en un sábado de 2010 al calor de las tres de la tarde en este restaurante marchenero.

Ha ocurrido algo similar en Sevilla con el germen de la actual banda Virgen de los Reyes, la banda de Jesús Despojado, en una Semana Santa en la que se reorganizó para tocar en la procesión de la capital hispalense. Y así recordaron en este almuerzo los componentes del Dulce Nombre como partieron de cero en el galeón de "Ballisco", con ayuda material e influencia musical de la banda de la Cruz Roja y enamorado de la banda de la Magdalena de Arahal, que tocaba a la Soledad en Marchena y veían pasar por Orgaz los Sábados Santo, como recuerdan Juan Ochavo, que aún continúa valiente tocando, y Juan Sánchez, primer director de la banda cuando sólo contaba con 19 años.

Rafa Hurtado, Juan Antonio Fernández, Cano, el propio sobrino de Juan Sánchez, que con 8 años era uno de los benjamines de aquella banda en formación en 1979, recuerdan como se sabían "de memoria" los pasos de la disciplina militar cuando les tocó su turno de desempeñar el sservicio militar obligatorio, es decir, la famosa 'mili', pues los izquierda-derecha y todo lo concerniente a la disciplina fue básico en los primeros años en los que las formas y el rigor tipo militar se cuidó al máximo en la banda, que empezó siendo de cornetas y tambores. 

"Vinieron el ciento y la madre" de chavales, comenta Juan Sánchez, después de que tras comentar la idea por la hermanad, tuviera un grado de aceptación espectacular entre los ilusionados niños, con los que "la labor fue muy ardua, pero la ilusión que había nos hizo aprender muy rápido", conocimientos que se completaron con el estrechamiento de vínculos con la banda de la Magdalena, que ofreció pautas teóricas más específicas a la Agrupación Musical con la colaboración tan bien considerada de Manolo Ruiz.

"Hubo un tiempo que la banda se inundó de cornetas y tambores, pero ahora lleva ya otros 8-10 años de apogeo bueno con más calidad musical, hay más gente que sabe de solfeo, más conocimientos a través de las nuevas tecnologías, y se está viviendo un buen momento de gran creatividad en las marchas", afirma el primer director, que recuerda los primeros años de marchas populares tomadas de la sardana catalana, del folclore gallego y como a partir de entonces todo fue evolucionando, viéndose hoy en día una proliferación de tono flamenco en las marchas, algo "innato a la pasión cofrade".

Juan Ochavo, como toda su saga, fiel a la Agrupación Musical y batiendo récords de permanencia como músico, recuerda junto a sus compañeros, los primeros años de la banda y las anécdotas que todo ello conllevó, como una de las primeras veces que tocaron en una plaza de toros que se montó en las inmediaciones de la estación en Marchena. Por un día, todos los jóvenes de Marchena fueron componentes de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús, a pesar de qe sólo "6 o 7 de nosotros fuimos a tocar", recuerda Ochavo: "Pasábamos por la parte alta los maletines de los instrumentos, tirándolos hacia abajo y los chavales que lo cogían decían al portero que eran de la banda, el portero acabó comentando...¡cuánta gente hay en la banda, Dios mío!".

Esa anécdota es una de las más entrañables en Marchena. En la Semana Santa de Écija una adquirió tintes surrealistas, pues los músicos marcheneros de la Agrupación del Dulce Nombre, pues una bandadel pueblo les obligó a retirarse de detrás de a Virgen a "garbanzazos", como suena, tirando garbanzos a los tambores para que dejaran de tocar los músicos marcheneros, contratados por la hermandad. El conflicto se resolvió haciendo pasar a los músicos del Dulce Nombre a tocar junto a la cruz de guía, como si fuera aquello una cabalgata de Reyes Magos, pasando por medio de toda la procesión, incluido el paso de Misterio y ante el asombro de los componentes de la banda de los Trinitarios de Córdoba que vieron en primera fila todo aquel espectáculo. Para rematar el día, uno de los componentes del Dulce Nombre, creyendo que las cámaras de seguridad de los comercios, recién instaladas en aquellos años 80 en Écija, les estaba grabando, manifestó a sus compañeros su preocupación: "Illo que mi padre me va a pillar fumando, que estaba Televisión Española grabándonos".

Fueron aquellos tiempos buenos hasta en excursiones que realizaban los chavales a varios puntos de Andalucía o entre bromas que le gastaban al bandera "Antonio el gasolina", al que le llegaron a colgar la moto en un stop, a la vez que progresaban musicalmente en un "encuentro entre los músicos y el pueblo" que nunca se les olvidará en los primeros años de Semana Santa cuando la expectación que levantó la banda fue enorme, arte que se revive con el paso de los años y que mantiene a la Agrupación a un nivel extraordinario.

No se cansan los músicos del Dulce Nombre, aunque en Estepa, donde algunos Santos iban con velas eléctricas y ruedas en las cuestas abajo, sí pasaron lo suyo detrás de los pasos por la velocidad alcanzada, recuerdan Manuel Crespo, Pin, Pulido, Alín, Florencio y compañía. Los viejos rockeros nunca mueren, y los viejos músicos cofrades viven vidas como un gato y esta penúltima la quieren pasar a su lado, de los viejos amigos, de su amor por la música y de su Dulce Nombre de Jesús. ¡Que no habrá dado 30 años de sí en la Agrupación Musical cuando en 30 minutos se reviven tantas y tantas historias!