
Existen referencias en las que se dice que el tal o cual cantaor, hablamos de los inicios del XIX, cantó jaleos, cañas y la Soledad. Se sabe que en las bodas gitanas se solían cantar ese tipo de jaleos gaditanos acompañados de bailes. ¿Quién puede saber de dónde le viene el nombre a la soleá? Hay quien dice que viene de sol, solar…, otros que de los jornaleros que cogían el soleo (aceitunas del suelo), “tonadas de soleo” propia de los gitanos aceituneros. Incluso Demófilo nos dice que la creación de este género es atribuible a una cantaora llamada Soledad que se basó en los jaleos (estrofas de cuatro versos) y que los acomodó de un modo más pausado. Los hay que se inclinan a pensar en el antiguo cantaor Tobalo, otros que tal vez la Andonda o el Loco Mateo… y, presumiblemente, alguno de ellos u otros, pudieron ser los creadores de la soleá. Pero ¿cómo vamos a llegar a poder a aseverar algo si no hay nada, ningún soporte escrito que nos lleve a confirmarlo? Nosotros pensamos que estos, tal vez, fuesen intérpretes de soleares originarias a las que pudieron imprimirles su sello, pero apoyados en unas bases o semillas que venían establecidas por la corriente que arrastraba todo lo flamenco, simientes que hincaron sus raíces en la Baja Andalucía, se transformaron en árbol y fue extendiendo sus ramas por toda la región y por el mundo entero. (En la imagen; Fernanda de Utrera con Diego del Gastor).