Cuando escuchamos un cante por cantiñas o por alegrías, nos acordamos de las jotas, y otros cantes que componen el compás del jaleo (soleá) que se fueron ‘aflamencando’. Ahora, estamos descubriendo que, tal vez, en los tiempos del francés (finales del XVIII principios del XIX), quizás fueran antes los cantes por cantiñas que las propias jotas. Ya se usaba y se sigue usando el término cantiñear para expresar que alguien, mientras faena o se embelesa, improvisa o está cantando en voz baja, para sus adentros. Para otros muchos, la palabra “cantiñear” en Andalucía también se ha utilizado para lanzar al aire cuatro versos acompasados, como un juego; que, lo mismo rompen en soleares o en las propias cantiñas pues, aunque sean hermanas, tienen distinta modalidad, aire distinto, diferente sentimiento a la hora de expresarlo. Entenderemos que la cantiña es un cante más desenfadado, y la soleá más jondo e intimista.