La Centuria Romana del Señor de la Humildad volvió a exhibir su poderío en el Miércoles Santo marchenero, despertando el entusiasmo por las calles antes de la salida de la procesión.
La Centuria Romana del Señor de la Humildad volvió a exhibir su poderío en el Miércoles Santo marchenero, despertando el entusiasmo por las calles antes de la salida de la procesión.
Si el cancel de San Agustín es emblema para el punto de partida de la Semana Santa de Marchena, el Miércoles Santo respira aromas de jazmines, incienso y miradas atentas de personas mayores a las que la hermandad del Señor de la Humildad y Paciencia, Nuestra Señora de los Dolores y Santa Clara de Asís da el merecido privilegio de observar la salida de la procesión desde el alegre y coqueto patio del viejo convento de las clarisas. Escudos, insignias y lanzas de la Centuria Romana otorgan viveza a un ambiente coronado por los cantos del Pregón del Ángel y saetas marcheneras.
Entrevistamos en estas cofrades fechas a dos capataces de Marchena más que conocidos como Josan y Joaquín Carmona, acompañados por un costalero de cuna como Antonio Ángel ‘Poito’. Entienden cada cual de costal y martillo y guardan vivencias significativas que trascienden más allá de su labor. Por todo ello, la Semana Santa, ante todo, la viven, la disfrutan y nos la cuentan.
El Crucificado del siglo XVI fue portado en andas por las tres feligresías marcheneras, tras salir de la Iglesia de San Juan.
Aproximadamente entre pocos minutos antes de las ocho y las ocho y cuarto de la tarde, haría su tránsito por esta calle, ya hacia el final de su recorrido, la hermandad de la Borriquita, en el cumplimiento del acortamiento de los tiempos de recorrido para que la cruz de Guía llegara a las nueve de la noche a la Iglesia de San Agustín.