Los orígenes de este auto de pasión son inciertos, según asegura el historiador marchenero Manuel Antonio Ramos en su libro El Mandato: una catequesis plástica en Marchena. Lo cierto es que desde finales del siglo XVII o principios del XVIII, la tradición se renueva cada año en la Plaza Ducal, donde conviven escenas de bellísima plasticidad y de profundo sentimiento, mientras se narra la Pasión de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Poco antes de las diez de la mañana, hora señalada para el inicio del Mandato, los pasos de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de la Virgen de las Lágrimas y de San Juan Evangelista llegan a los aledaños de la Plaza Arriba donde se viven escenas de emoción que todos quieren inmortalizar con sus cámaras y dispositivos móviles. Abrazos entre los propios costaleros y entre éstos y sus familiares se suceden entre lágrimas y recuerdos de tiempos pasados.
La entrada de la tropa de la Centuria Romana, que aguarda impaciente el inicio del desfile, anuncia que el Mandato va a comenzar, como así lo corroboran las palabras del Padre Carlos, que junto al Padre Javier se dirigen al pueblo para narrar la Pasión de Cristo, la Pasión del Nazareno, la Pasión del Señor de Marchena, al tiempo que un soldado de la guardia romana dicta Sentencia y un niño nazareno lanza a los cuatro vientos el Pregón del Ángel desde el balcón del antiguo Ayuntamiento de Marchena.
Después de las tres caídas, San Juan se encuentra con la Virgen en la calle Amargura y la Verónica enjuga el rostro de Jesús en un lienzo que muestra al pueblo allí congregado, mientras todos reciben la bendición del Nazareno con el ritual movimiento de su mano derecha que dibuja la señal de la Cruz.
Finalmente los pasos del Señor, de San Juan, donde debutan como capataces Curro Martín Osuna y Lorenzo J. Salvador, y de la Virgen de las Lágrimas, enfilan la calle Carrera, acompañados por una gran cantidad de nazarenos y por la música de la Banda de Cornetas y Tambores de la propia Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Marchena y Nuestra Señora del Carmen de Paradas, de la Agrupación Musical Veterana de Sevilla y de la Banda Municipal de la Puebla del Río. El cortejo lo forman más de 700 personas, 538 de ellos nazarenos.
La Virgen de las Lágrimas es la imagen que ha presentado más novedades, con dos candelabros nuevos en la peana, cada uno de ellos con tres velas, un pañuelo del siglo XIX donado por una hermana, un encaje de pecho del siglo XIX que le regala el Grupo Joven de la hermandad y un collar de nácar, de forma que el afamado palio ha lucido renovado aspecto. También se estrenaron dos ropas de servidores que acompañan a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Tras recorres las calles céntricas de Marchena regresan a su templo de San Miguel, cerrando de esta manera el primer capítulo de este Viernes Santo en Marchena, que tendrá su continuidad en la tarde noche con la salida procesional del Santísimo Cristo de San Pedro y María Santísima de las Angustias.