La fe en Jesús es inusitadamente inagotable en Marchena. A las seis de la mañana se han abierto las puertas de San Miguel para que una cantidad de personas que en los últimos años no se recuerda, haya acompañado el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno de forma continua y sin abandonarlo en un Viernes Santo que el pueblo ha hecho más grande aún, si cabe.