El majestuoso conjunto histórico de Marchena ha sido escenario del cortejo procesional de la hermandad del Triunfo de la Santa Cruz, Santo Entierro de Cristo y Nuestra Señora y Madre de la Soledad. Los dos primeros pasos ya están dentro del templo, tal y como marca la norma canónica para Cristo, antes de las doce de la noche, aunque aún la madrugada dejará margen para que se congregue el gentío en torno a la Virgen en su vuelta al templo. La procesión del Sábado Santo es historia viva por su patrimonio artístico, numerosos detalles del cortejo y el marco incomparable de principio y fin, pero también por gestos de grandeza humana como los ofrecidos a familiares que han perdido seres queridos muy jóvenes y con los que se ha tenido reconocimiento en señal de afecto y consuelo.
A las 18:00 horas tomaba rumbo a las calles la procesión de la Escalerilla, el Santo Entierro y la Soledad, en un día algo más nublado que los anteriores pero donde hasta la noche no se ha notado el ligero descenso de temperatura.
Ha sido un día muy especial el de hoy para nuestro querido amigo Paco Rodríguez, hermano de la Soledad, siempre al pie del cañón como nazareno y en tareas organizativas, habiendo ayudado hasta el último momento para la de este mismo Sábado Santo, pero por primera vez en su vida, según nos comentaba, ver la procesión en la calle como uno más del público, desde que tiene uso de razón, ilusión que ha compartido con sus consuegros a las mismas puertas de Santa María, donde también se ha habilitado una zona para mayores en bonito gesto de la hermandad.
Allí, tras el Pregón del Descendimiento del que próximamente daremos cuenta, ha partido la comitiva, siempre llena de niños con las tradicionales pequeñas cruces en el tramo del Triunfo de la Santa Cruz, del que cuelga el sudario y a cuyos pies se encuentran en el monte unas pequeñas calaveras.
El paso, reciente desde hace varios años, ha sido dirigido por el capataz Ramón Carmona, pasando bajo la puerta del Palacio con el coraje e ilusión de la gente joven que lleva debajo, la gran mayoría de ellos de entre 16 y 18 años, que han caminado bajo los sones de la marcha 'Azote' tras el Himno Real, en el comienzo de la carrera.
A continuación, la solemnidad del tramo de Santo Entierro, que ha contado con la presencia del teniente de la Guardia Civil de Marchena, Pedro Llorens, y el Subinspector Jefe de la Policía Local de nuestra localidad, José Mantilla, así como de varios agentes de ambos cuerpos y los representantes civiles, un total de diez concejales, seis del Grupo Socialista y cuatro del Grupo Andalucista, con el alcalde Juan Antonio Zambrano llevando vara de mando y los dos maceros con indumentaria que recrea a la del siglo XVIII, abriendo paso.
Asimismo, el párroco de San Juan, José Tomás Montes Álvarez y representación del Cristo San Pedro en honor al agradecimiento de la hermandad cernicalera a su mudanza durante aquellos años de obras a Santo Domingo, han conformado esta representación, que ha contado igualmente con miembros del Consejo de Hermandades y Cofradías, presidido por Juan Manuel Vicente Moreno, y representantes de las hermandades de Marchena vestidos con sus túnicas de cada una de ellas.
Las mujeres de mantilla, de riguroso negro luto, las Tres Marías y la Verónica con el rostro de Jesús, han acompañado al Santo Entierro de Cristo, cuya espectacular urna reciente históricamente, cuenta con un dorado excepcional, culminada por el símbolo del cernícalo representativo de la hermandad en su parte superior.
El conjunto del paso en simbiosis con el histórico-artístico del lugar, camino del milenio de historia, es un auténtico lujo para la vista y digno de contemplar en esta salida procesional, la primera de Antonio José Calle y Daniel Aguilar como capataces.
Tras sus pasos, la guardia romana, aportando su colorido y a la vez su seriedad, ha escoltado al Santo Entierro, incluyendo un soldado que ha llevado en estandarte colgado el pliego de la sentencia de Pilatos leída anteriormente en el Pregón del Descendimiento.
La banda de Nuestra Señora de la Palma, que no falta a esta cita, ha tocado Cristo del Amor y el Beso de Judas en este enclave impresionante del recorrido, que se consagra a la vista como un auténtico desfile fúnebre en este punto especialmente.
Y a continuación, la Soledad, madre de devociones, partiendo desde el punto más alto de Marchena, el cerro de la Mota, y luciendo la medalla de Oro del Ayuntamiento con el lazo azul y rojo símbolo del pueblo y su palio de gloria, precioso y radiante como siempre, representado en él la torre de Santa María y las palmeras.
El Arco del Tiro, como de costumbre, es punto de expectación máxima por la estrechez que hace que el plateado palio pase justo de espacio, y posteriormente el público rompa en aplausos, sin menospreciar la bajada previa, donde el rostro enigmático de Nuestra Señora y Madre capta cada una de las miradas de los marcheneros y marcheneras. Allí, en la madrugada, le cantarán saetas añejas y se romperán los corazones, aunque ciertamente en la salida, se han echado de menos.
Prosiguiendo con su estación de penitencia, la cuadrilla de costaleros y equipo de capataces liderado por Juan María Rueda, han tenido excepcionales detalles para tres familias que están pasando un año muy duro.
Después de que antes de bajar el Arco, el paso de la Virgen se haya girado hacia la casa de la familia del joven marchenero tristemente desaparecido a los 18 años, Jesús Fernández Ramírez, se ha parado de frente en la revirá junto a uno de los Arcos de la Plaza Ducal para igualmente ofrecer ramo de flores a las madres de las familias Giraldo Ramírez y Armesto Sánchez, despertando emociones a flor de piel el bellísimo cuadro entregado y la llamada del padre de Javi al paso de Nuestra Señora y Madre, alertando a su cuadrilla uno de los capataces de que estas madres se ven reflejadas en el rostro de la Soledad cuando la miran y levantando a continuación todos ellos el paso con una casta que ha conmovido a buena parte de los que estaban por el lugar y a las propias plañideras, siempre fieles representando las lágrimas de las mujeres que lloraron la muerte de Cristo.
La procesión ha continuado su extenso recorrido por un atardecer precioso a la revirá de Cristóbal de Morales con calle Padre Marchena, encandilado el público con la calidad de la banda de Nuestra Señora de las Nieves de Olivares, cuyos músicos han tocado entre otras marchas Virgen del Valle o Soleá dame la mano, cerrando el cortejo de una procesión con enjundia y con nobles sentimientos compartidos con quienes más lo necesitan.