Francisco López de la Cruz es un joven marchenero con problemas de movilidad reducida desde su nacimiento. Optó por bajar como peatón sin vehículo motor, en su libre derecho, a la Feria de Marchena. Todo lo que se encontró fue un aparcacoches que desatendió totalmente sus razonadas quejas, una odisea de coches aparcados sin dejar espacio para que pudiera continuar por la acera con su silla de ruedas y una falta de civimo mayor de la deseable con personas que continuaron aparcando delante de sus narices. Cuando retornó hacia atrás no sin dificultades, hasta la rotonda 'de la estación' y por la calzada regresó en sentido a la Feria para poder llegar al recinto, los cláxones de algunos coches le pitaron con impaciencia y los feos modales se apoderaron de los conductores, por cuyas cabezas no pasaron que las rampas de discapacitados estaban ocupadas por los vehículos. Éste es su testimonio: