Feria 2012

El recinto ferial tuvo un día de auge de público el viernes, y el sábado se mantuvo más o menos una notable afluencia de público, alta teniendo en cuenta el contexto de crisis, aunque sin llegar al lleno permanente, algo también muy difícil de conseguir en la Feria de nuestra localidad. Lo que pocas veces cambia son pasajes y estampas que nos deja la Feria, como el colorido de los trajes de flamenca y el nítido color azul del cielo de verano tardío.

 


 

Ésa es la sensación que pudimos observar durante estos días y la que así nos han transmitido la mayoría de los marcheneros, que es curioso como nos caracterizamos por no ponernos de acuerdo en apreciar si la Feria está bien o no lo está, si está llena o deja de estarlo o si los años anteriores la afluencia de público fue mayor o menor, y que no contentos con estas tres ramificaciones del debate, y por desgracia inevitablemente, nos hacemos la pregunta de si respecto a la crisis que existe se puede considerar si el ambiente es destacable o no.

Así, nos reiteramos, quizá mejor de lo previsto en cuanto a afluencia de público sabiendo el alto índice de desempleo que pesa sobre nuestra localidad, pero también con el público concentrado en un horario cada vez más tardío y más reducido.

Es constante el goteo de gente y por momentos casi se llena la Feria, hay casetas con gran afluencia de público y en muchos días o noches llena, unas que se llenan de día y otras de noche, otras en general que se mantienen notable y algunas a las que le cuesta que apenas durante unas horas se vea público.

Y horas como entre las 6 de la tarde y las 10 o entre las 1 y las 4 donde la asistencia repunta aunque, también por las dimensiones, no rebosa. Algunos suspenden porque quieren ver la Feria siempre llena o recuerdan haberla visto así alguna vez, y la mayorían le dan un aprobado alto o notable, amén de algunos entusiastas que incluso califican la asistencia de público extraordinaria.

En todo caso, se mantienen las tradiciones y es destacable el número de actuaciones de grupos por flamenco y sevillanas, pop rock por la noche como ya hemos visto, y por supuesto, las más esenciales que perviven con buena salud como el traje de sevillanas y el paseo de caballos, que engalanaron la Feria.

Más contemporáneo, aunque esté instalado masivamente, es el rebujito, y algunos, con la guasa que caracteriza al personal, es capaz hasta de hacer camisetas pidiéndole el favor a Sánchez Gordillo de que lo eche en el carro de la compra. Otros se ahorran el favor y lo beben en compañía de los amigos y amigas en el recinto ferial.

Y como no, los que viven al máximo sus primeras Ferias son los más pequeños, que han llenado la zona de 'cacharritos', ciertamente muy concurrida durante la Feria. En este sentido, hay cosas que no cambian: los coches locos, el tren de los escobonazos, el toro, la grúa, la olla...

Unos y otros, momentos y contextos, tradiciones de siempre y de años recientes, gentío, sosiego y trasiego, conviven en la Feria de Marchena, que ya apura sus momentos finales y que en unas horas pasará a ser historia y nueva cuenta atrás para la próxima.

 

Suscríbete al canal de Youtube