La persona que encarnará la figura del Rey Gaspar, Manuel García Ponce, más conocido como Manolo, nos recuerda como fue su infancia de juegos de antaño en la barriada San Miguel y temprana incorporación al mundo laboral, y como las Cabalgatas fueron surgiendo poco a poco en Marchena hasta llegar a celebrarse la que todos conocemos. Manolo, feliz de ser abuelo y con nostalgia de lo que hubiera disfrutado su padre en este día, nos comenta que en el día 5 de enero ha vivido y ha sentido como “todos somos niños, se nos olvidan los problemas”.
Marchenero de 63 años, hijo único y criado en el barrio de San Miguel, Manuel García Ponce, Manolo, jefe del restaurante Casa Manolo, tiene ante sí prácticamente dentro de poco más de 3 semanas subirse a la carroza y encarnar al Rey Gaspar en ese día de explosión de bullicio y jolgorio que se produce en todos los rincones de nuestra localidad al paso de la Cabalgata.
Manolo nació en la calle Buendía, donde allá a finales de los 40 y principios de los 50, durante su infancia, vivió “en una casa de vecinos” y jugó “como todos los niños de la época al trompo, que está volviendo hoy, veo muchos niños bailando el trompo, al fútbol en las eras, eran otra clase de juegos pero tenían su encanto”, como también reconoce que lo tenía aquella Marchena de “calles de caño y barro” en San Miguel. Ir al “matiné” de las cinco de la tarde en el Cine Planelles, donde cada domingo proyectaban una película normalmente para público infantil, es otro de los recuerdos de la niñez de Manolo.
Manolo narra que los niños pasaban la Navidad esperando los Reyes, porque aunque no había cabalgatas, “sí se nos hablaba de esa noche de Reyes y era muy especial”, Reyes que bautiza “de trapo y cartón” en referencia a las muñecas de trapo y a los caballitos de cartón que normalmente eran reliquia para los niños por Reyes Magos, amén de algún balón que otro de vez en cuando y que le hizo ser aficionado al fútbol, a jugarlo, hasta que por padecer de los pies lo tuvo que dejar, y sobre todo a verlo, reconociendo ser sevillista confeso.
El rigor de los tiempos hacía que la austeridad fuera auténticamente la nota común denominadora de las fiestas navideñas: “En Nochebuena se juntaba la familia, se comía y fuera”, ahí acababa una Navidad donde no se habituaba a esas cenas de empresa, cenas de amigos, cotillones y diversos eventos y reuniones como en la actualidad: “Juntarse la familia siempre ha existido y se comían los polvorones o las empanadillas en sus casas, pero la Semana Santa era la Gran Fiesta del pueblo con diferencia, la Navidad no se celebraba tanto”.
Ya “con 12 años”, lo recuerda exactamente Manolo, comenzó a ayudarle a su padre en el bar de Los Cañetes, y posteriormente crearía su padre Bar Manolo en la calle Harina en la esquina, donde había una zapatería. Estando en ese enclave el bar fallecería a los 55 años de edad el padre de Manolo, dejándole las riendas del negocio prácticamente a sus 27 años, cuando su esposa estaba embarazada de su primer hijo, Manuel Antonio, si bien su madre conocería a los tres, además de Manuel Antonio, Jesús Javier y Ramón.
De la historia del bar, indisoluble a su vida, pronto tendremos los pormenores y como ha evolucionado hasta convertirse en referencia en Marchena y comarca, porque merece la pena detenerse.
Continuando con la historia de su vida y de los Reyes Magos, Manolo manifiesta sobre su padre, que fue trabajador del campo y repartidor de gaseosa y sifones aparte de trabajar en el bar, señala que “hubiera disfrutado mucho” de la Cabalgata de Reyes de la que él será Rey Gaspar y en cuya carroza irán las mujeres de sus hijos, sus dos nietas mayores (tiene cuatro aunque los otras dos nietos mellizos son muy pequeños) y algunos sobrinos. Otra curiosidad que le llena de alegría es que una parte de sus nietos se apellidan García Baco, como su padre: “Los nietos son una alegría de la vida, una experiencia, haces cosas con ellos que no hubo tanto tiempo de hacer con los hijos, los sacas a pasear, alguna vez son traviesos y te enfadas con ellos, pero bueno, eso es ley de vida”.
Tras recibir la noticia de su nombramiento como Rey Mago, “me quedé nulo”, afirma, pero ya con los días va disfrutando porque “siempre ese día es un día en el que todos los que han sido Reyes lo dicen, y además es verdad, todos somos niños, nos agachamos al suelo a recoger caramelos, se olvidan los problemas”, señala, añadiendo que “la gente entra en el bar de otra forma, más contentos, todos con alegría, con una sonrisa, ese día es distinto”.
Manolo recuerda ya décadas atrás, años antes de la llegada de la democracia, como algunos vecinos en particular organizaban cabalgata con 4-5 carrozas, entre ellos Antonio Pliego, Fernando Alcaide y su grupo de amigos, aunque “no tan sofisticadas como las de ahora”, desde que las organiza el Ayuntamiento y que adquirieron “un boom” en los primeros años de la democracia: “Todo el mundo felicitamos a Manolo González, los diseños fueron espectaculares”.
Y así, y sintiéndose orgulloso de ser sede de la cena de Reyes Magos ya durante más de dos décadas, ha ido vivenciando esta mágica noche de mil formas Manuel García Ponce, Manolo, a partir de ahora y muy especialmente el 5 de enero de 2013, Su Majestad El Rey Gaspar.