Entrevistas


ENTREVISTA. Segunda Parte. El padre Juan Ramón será relevado en su cargo de párroco este domingo a partir de las 20:00 horas, tras 50 años de desempeño en Marchena. En esta parte de la entrevista, nos habla de cuestiones generales como una Europa que ha dejado de ser cristiana en buena medida cuando la religiosidad “es una cualidad propiamente humana”, defiende que el propio pueblo de Marchena es el que debe impulsar y valorar su patrimonio histórico y cultural, evocándonos las numerosas restauraciones de las que ha sido partícipe en San Juan, y critica que la izquierda española “es igual desde 1820, queriendo implantar su ideología creando odios ya superados” y demuestra “una ignorancia profunda de la historia”.

 



En esta segunda parte de la entrevista, aborda cuestiones  desde su concepto de la religión hasta su visión global de la vida. Juan Ramón Gallardo Soriano se adentra en la segunda y más reciente etapa en Marchena, en su paso de San Miguel a San Juan a principios de 1980 tras fallecer antes de lo esperado Miguel Parrales, en noviembre de 1979.

 


La memoria del párroco de San Juan, sigue siendo poderosa, casi fotográfica, para repasar multitud de anécdotas que darían para escribir un libro, empezando por su llegada a la parroquia, donde en un principio: “Nadie se me acercó, la gente fue un poco distante, pero como suele pasar en Marchena, era timidez y respeto lo que mostraban”.


También pudo influir en que a su llegada, y después de las polémicas declaraciones de muchos años atrás en las que defendió la injusticia del hambre en Marchena mientras los señores del Casino recibían dulces a las puertas de este lugar los domingos, “unos señores fueron en busca del Cardenal para que a mí no se me destinara a San Juan”, evidentemente sin conseguirlo.


Por lo demás, y a pesar de los clichés que pesaban sobre el barrio de San Juan, reconoce que “había cuatro señoritos”, pero “lo demás no era lo que decía la gente, había mucha gente normal y sencilla como en todos los barrios y durante mi trayectoria nadie podrá decir que he atendido mejor a ricos que a pobres, los he tratado a todos con el mismo cariño, aunque mis predilectos siempre han sido los niños y adolescentes, y los mayores, a los que les he dado todo el cariño”.


En San Juan, se encontró con un edificio “en muy mal estado, y una cantidad de obras de arte impresionantes que no tenía ni idea que pudieran existir, por lo que me puse manos a la obra para informarme de su verdadero valor”, detalla, destacando pinturas de Zurbarán, de Murillo, cajonerías con ornamentos, obras de platería”, en definitiva un edificio de 1.000 metros cuadrados y 20 metros de altura, viejos documentos de Miguel Parrales pidiendo ayuda al Ministerio, y obras envejecidas y en riesgo de ser robadas.


Con todo este patrimonio, una de las primeras iniciativas que recuerda desarrollar en la década de los 80 fue la de Sala del Museo, con la “colaboración extraordinaria de Isidro de Arcenegui” y en la que alumnos de 5º a COU visitaban la parroquia para tener conocimiento de las obras valiosas: “Si se quiere promocionar una población, los de fuera acudirán cuando los de dentro estén verdaderamente interesados”, algo que se trató de promover con esta actividad que se desarrolló entre 1980 y 1986 y que fue visitada, recuerda, por los inmigrantes que habían estado en Cataluña principalmente, en aquellos famosos autobuses en los que llegaron a iniciativa del por entonces alcalde Manuel Ramírez Moraza, e incluso por el presidente de la Junta de Andalucía, Rodríguez de la Borbolla, que cuando vino, y en presencia del alcalde y párroco “nos felicitó tres veces a la salida”.


En este sentido, Juan Ramón Gallardo, muy satisfecho por la colaboración de los alcaldes de todas las épocas en Marchena, comenta que durante muchos años corría una frase por toda la provincia que decía “todo lo consiguen Manuel Ramírez Moraza y el cura de San Juan”, pues esta visita del presidente y el “prestigio” que adquirió Marchena con las visitas a puertas abiertas a la parroquia y actividades como la anteriormente reseñada, fueron baluartes para que posteriormente la Junta aprobara y financiara la restauración de obras de arte y de la nave central en 1986.


“Los dos íbamos en la misma línea, pero ninguno suplicando nada, sino creando ambiente, trabajando, recibiendo a turistas en julio y en agosto a las tres de la tarde y se les enseñaba la Iglesia entera”, recalca el párroco, que manifiesta que llegaron visitas en esos años desde Madrid, Estados Unidos, México…e incluso en la Junta de Andalucía “recibieron cartas de agradecimiento agradeciendo el trato que les dispensábamos”.


A San Juan, evoca Juan Ramón Gallardo, también llegaron dado el prestigio alcanzado, personalidades del mundo de la política como el ministro Ramón Tamames o el parlamentario catalán Mikel Roca, o grandes conservacionistas del Museo del Prado como Javier Tusell, entre otros, además de muchos investigadores de distintas disciplinas artísticas.


No fueron fáciles desde el punto de vista técnico algunas reformas acometidas en la Iglesia, ante lo que el párroco, como si fuera ayer, rememora con cierto enfado como el patrimonio histórico estuvo a punto de correr peligro en varias ocasiones por descuidos y mala ejecución de detalles de las obras durante las mismas, como cuando “se destechó en tiempo de lluvia” la parte alta donde se encontraban los archivos, allá por finales de la década de los 80, entrando “medio metro de agua” en el Museo y teniendo que abrirse un agujero para desaguar, habiéndolo que “montarlo todo de nuevo”.


Tampoco se le olvidan al párroco otras “andanzas” como una colilla que prendió fuego en el artesonado produciéndose una llamarada sofocada con vidones de agua o el “disparate” de un arquitecto de la Junta de Andalucía que ordenó cubrir con plásticos el histórico órgano de la Iglesia, algo que había provocado el destrozo de un órgano en Antequera, rememora Juan Ramón, ya que “el peso del agua sobre el plástico se hace inaguantable”, y ante lo cual desmontó el órgano por cuenta propia salvándolo de la destrucción, añadiendo otro “mal trago” cuando un Jueves Santo por unos desajustes en las obras “se iban corriendo las tejas” de una de las naves poco antes de los cultos, aglomerándose humedad y tierra suelta que caía al suelo de la Iglesia y que debió limpiar a contrarreloj el párroco y el personal de la Iglesia antes de los cultos de ese importante día en el calendario religioso.


Hubo algún arquitecto que “me quiso denunciar porque decía que yo actuaba en las obras sin autorización”, pero en el fondo Juan Ramón se muestra satisfecho con el tiempo de haber evitado algún que otro desastre en el patrimonio de la Iglesia.


Principalmente, en cuanto a las actuaciones llevadas a cabo, habla “con orgullo” de haber logrado que la Junta de Andalucía, a través de la Dirección General de Bienes Culturales “acometiera en un 100% y sin costarle un duro a la parroquia”, las restauraciones del Coro, Artesonado y Suelo de la Iglesia.


Aparte de otras muchas como la restauración del órgano grande, y otras pequeñas pero constantes como levantar naves exteriores de 1988 a 1990, el sagrario en 1995, la restauración del altar mayor en 1997, la de los exteriores en 1999, en 2002 la parte alta de la torre y fachada que da a la plaza o acoger en su seno un evento de las características de la Academia de Órgano, ya en este siglo, que ha hecho que “gracias al gran trabajo de Andrés Cea, organistas de 3 continentes, de 10 países, estén en Marchena y además de ofrecernos sus conciertos, hagan que se le dé difusión al patrimonio de nuestro pueblo”.


Respecto a ello, y a pesar de todas las actividades emprendidas desde un punto de vista cultural y patrimonial, Juan Ramón reflexiona y señala que “a veces la gente se preocupa muy poco de las cosas de su pueblo, y el turismo no viene o deja de venir a Marchena porque el cura sea más simpático o antipático, sino cuando las personas del propio pueblo son las que están interesadas en su patrimonio, sin que estén interesadas, no puede existir una alta afluencia turística a Marchena por muy bueno y valioso que sea su patrimonio”.


Otra de las anécdotas que recuerda no de forma muy grata de ese sacrificado período de restauraciones es que “la gente de la parroquia se casaron en otras iglesias, y las bodas bajaron en un año y medio de 30 a solo 6, bajando la economía de la parroquia a grados insospechados”. El hecho de que la Iglesia no estuviera en las condiciones idóneas o relucientes como de costumbre de cara al público , según el párroco, no debería haber sido objeción para que la gente se casara en su parroquia, pero “la parroquia no les preocupaba nada”.


Cambiando de asunto,  y sobre las relaciones entre las parroquias marcheneras, siempre ha tenido claro que “el cura no es el dueño de la parroquia, es su administrador”, algo que aprnedió de Manuel Barrera y Miguel Parrales , que le inculcaron llevar criterios comunes las tres parroquias y consultar sobre los mismos con los compañeros de otras parroquias, y ejemplo que en el ámbito de las hermandades se ha llevado a cabo con “la labor de unificación y respeto mutuo que desarrolla el Consejo General de Hermandades y Cofradías” de nuestra localidad.


Juan Ramón Gallardo también tiene palabras de elogio para el Grupo Joven Parroquial, una serie de jóvenes “que se ofrecieron a trabajar a lo largo de todo el año y que están realizando una gran labor en el Corpus, en el día del Jueves Santo, en la Fiesta de la Inmaculada, día de los Difuntos, y que le ha permitido “mantenerme en contacto con muchísimos jóvenes, ahora que uno ya es viejo”.


En este punto, el párroco recuerda que en el tema juvenil, del que fue promotor en la década de los 70, en esos tiempos “hubo gente politizada que trató de explosionar el movimiento Junior, y que fueron presidentes del PT (Partido de los Trabajadores), y se toparon conmigo porque yo les dije que a los jóvenes católicos, muchos de ellos menores, no se les hacía políticos, que la participación cristiana debe tener como modelo formar ciudadanos libres y demócratas, pero desde fuera y a escondidas trataron de tocarlos”.


El párroco se muestra orgulloso de “haber realizado formación cristiana, pero no hacer política” y haber contado en los movimientos jóvenes de antaño con “gente de IU, del PP o del PA por igual”.


En temas de formación, como todo el mundo sabe, ha sido profesor de Religión durante muchos años en el IES Isidro de Arcenegui, donde ha dado “las razones de la fe” en 3º de BUP y COU, dando lugar a “discutir, presentar argumentaciones” y presentar la religión “como algo normal de la vida del hombre”, en la que “la ciencia aporta, y lo que no sabe, la fe nos lo da”, manifiesta.


Sobre la no obligatoriedad de las clases de Religión, el párroco ve “un planteamiento que es en sí una idiotez, y los padres tienen el deber y el derecho de educar a sus hijos en todas sus dimensiones”, ya que el hombre ha vivido la religión “en todas las culturas históricamente, y querer retirarla de las escuelas es querer privarle de ella”.


Juan Ramón Gallardo considera que la Iglesia “promociona el bien social, el camino de la honradez y la virtud”, ya que “la ciencia no responde a todos los problemas”, por lo que cree que la enseñanza de la Religión “es fundamental para tener las ideas más claras”.


El párroco ve los orígenes del “anticlericalismo” en 1820: “La izquierda española ha sido igual desde 1820 en la etapa del Trienio Liberal”, y aunque “la derecha también respinga cuando la Iglesia hace algo que no va a su favor”, incide en que la izquierda de hoy en día “ha querido optar por seguir con los desastres que la República trajo consigo”, pues considera que “en la sociedad hay una lucha de criterios entre los ricos y los pobres para que los poderosos no hagan lo que quieran”, si bien se muestra “contrario a los enfrentamientos” y considera que la persona “se debe formar integralmente y estudiar a Marx o Engels igual que a autores de derecha franceses, o de centro, para después tomar opciones claras y decisiones consecuentes con sus ideas, pero otra cosa es no respetar al prójimo”.


Preguntado por los desastres de la República a los que se refirió anteriormente, Juan Ramón Gallardo señala que la izquierda viene “creando odios ya superados, no recuerda los miles de sacerdotes asesinados, aquí abajo (cerca de la Iglesia) murió uno perdonando a sus enemigos, y lo que sucede es que la izquierda tiene una ignorancia de la historia en profundidad, de la verdadera historia, y lo que hace es ideología para que la historia le dé la razón”.


Adentrados en los caminos de la fe o la ausencia de ella, en el antes y en el después de la vida, en que quedará si es que algo quede, Juan Ramón Gallardo lo tiene claro: “El último día de aprendizaje es el día antes de morir”.


El párroco señala que Sigmon Freud habló del “hecho religioso” presente en la naturaleza psicológica del hombre y que arqueólogos humanos recurren a ver si hay manifestaciones religiosos en antepasados y humanoides previos al hombre, y en este sentido recuerda una frase de Tierno Galván: “No saben el trabajo que me ha costado llegar a ser agnóstico, en la interioridad eres una criatura le guste o disguste al Creador”.


“El ser humano cree en lo que ve con sus ojos”, añade Juan Ramón Gallardo, exponiendo varios ejemplos como el de una joven en una gasolinera que sufre un accidente y se ve fuera de su cuerpo o el de un ciego que recobra el conocimiento y le cuenta al doctor que ha estado presenciando su propia agonía. Nos comenta el párroco fenómenos visuales como que “la tierra es la que gira alrededor del sol aunque el hombre vea moverse al sol” o el ejemplo del palo en un estanque siendo el agua del estanque la que corre y no el palo el que se dobla.


“El hombre necesita un sentido de la profundidad para vivir, cuando a veces le agobia el dolor o el sufrimiento, llega a desear la muerte para liberarse del dolor”, pone por ejemplo, manifestando que “la Fe nos presenta a Cristo resucitado en un hecho que trasciende la historia” y destaca la gran cantidad de personas de distinto tipo “que se han querido convertir al cristianismo”, poniendo ejemplos de personas con preparación académica como el filósofo español Xavier Zubiri o el intelectual Javier Marías, que han tenido visiones de Cristo o la profesora judía de Filosofía Edith Stein encontrándose en la cámara de gas del nazismo, además de otro filósofo francés, apostillando que “la inmortalidad es un deseo de la naturaleza”.


Así, volviendo a la actualidad, el párroco, al que le preguntamos por la situación de la fe en el mundo y por su visión de la actual crisis económica en general, nos responde, poniéndonos en contexto de que a partir del 11 de octubre comienza el año de la Fe, que “el gran problema de Europa es que ha dejado de ser cristiana, mientras que en Estados Unidos hay un 30 por ciento más de cristianos que hace unos años”.


Ante esta situación “el Papa promueve que los hijos sigan la tradición religiosa de sus padres, pero desde hace un tiempo se ha producido una educación basada en el conocimiento de las ciencias pero no de la espiritualidad ni de la tradición familiar”.


Juan Ramón Gallardo añade que “una de las causas más significativas de la crisis es que hemos creído que la ciencia y la economía resuelven todo, pero la crisis se produce por una falta de ética de los ciudadanos, de moral, se ha producido una inmoralidad pública no sólo por parte de los bancos, sino de toda la sociedad, que ha estado ajena a la ética en todas sus dimensiones, y al final han pagado justos por pecadores”.


Tiene también tiempo de pararse en el episodio de Mercadona protagonizado por el alcalde de Marinaleda: “Gordillo gana más de 70.000 euros libres, ¿por qué no se los ha dado a los pobres de su bolsillo”, y para cierto tipo de conducta  que califica de “inmoral” como “cobrar el paro y trabajar al mismo tiempo”.


“Dios creó un mundo para todos”, señala Juan Ramón Gallardo, pero “se ha llegado a un nivel de vida tan insostenible que ahora hay criaturas que no tienen ni para comer, otras que exponen su vida en el mar”, indica respecto a los emigrantes, también criticando declaraciones de algún ministro restrictivas en cuanto a los derechos de los inmigrantes: “¿Es que nosotros no fuimos emigrantes, no se fueron tanta y tanta gente a Francia, Alemania, Valencia o el País Vasco? Más vale que algunos se callen, yo he visto a marcheneros irse a Barcelona sin dinero ni para el billete, ahora nos pesan los emigrantes que han estado cogiendo aceitunas mientras otros decían, no, yo con el paro tengo bastante y vivo del cuento, pero de eso tendrán que dar cuenta a Dios, todos hemos sido ladrones y hemos faltado a un sentido de la ética fundamental, y eso es lo que ha provocado la ruina de la economía”.


Tras estas reflexiones y vivencias que nos ha comentado Juan Ramón Gallardo durante esta segunda parte de la entrevista, el día 16 de septiembre, este domingo, a partir de las 20:00 horas, llega la hora de su relevo, aunque ya en Marchena en 2008 tuvieron lugar unos entrañables actos por sus Bodas de Oro: “Fue una alegría que viniera el señor Cardenal, y estuvieran presentes familias y asociaciones de la parroquia, fue un día de gran alegría pero sobre todo por ver que la gente se mostraba cercana y me felicitó, y eso me hace sentirme después de todo este tiempo marchenero, incluso más que muchos marcheneros de nacimiento,”, sonríe el párroco, que afirma que “me quedaré en Marchena para siempre”.


Sobre el nuevo párroco, nos habla como alguien “joven y lleno de ilusión que ya ha ido tomando contacto con Marchena”.
 

A sus 77 años y tras 54 de ejercicio (50 en Marchena),  Juan Ramón Gallardo seguirá como párroco emérito de San Juan y se dedicará también en mayor medida a tareas que tanto le gustan como organizar una biblioteca propia con obras de prestigio de Filosofía, Historia y Teología, que tiene muchas pero desordenadas, nos comenta.


Dejándolo en su hogar de toda la vida, donde apura sus últimos días como párroco, seguramente un gusanillo en el cuerpo le recorrerá como a todo profesional de cualquier ámbito, el domingo a partir de las 20:00 horas, en la que será su última Misa como párroco.