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ENTREVISTA. Antonio Basallote, Profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Sevilla, comenta algunas claves de la actualidad del genocidio que está sufriendo la población palestina. El profesor sostiene que "no puede ser una democracia un Estado que se considera exclusivo de y para un solo grupo étnico", en referencia al de Israel: "Nunca una democracia se puede permitir ocupar militarmente unos territorios ajenos y, además, colonizarlos en contra del Derecho Internacional", expone.  Hemos tratado en esta entrevista ramificaciones de interés de este asunto que ocupa la actualidad internacional, entre otras la postura de grandes medios de comunicación, alejada de la denuncia del genocidio sin ambages: "La campaña de relaciones públicas y propaganda es muy amplia, sofisticada y bien financiada, en especial desde las masacres en Gaza de 2008...pero además, los embajadores y embajadoras israelíes ejercen una gran presión a los medios de comunicación que divergen de su versión oficial de los hechos".  Asimismo, Antonio Basallote pone de relieve el "fundamentalismo sionista o neosionismo" imperante en las elites israelíes, la "ignominia" de la denominada 'pausa humanitaria' que anuncian las grandes potencias, de las que le sorprende, aunque solo hasta cierto punto, que hayan dado "carta blanca" a Israel para este genocidio, que advierte que "tendrá efectos incalculables", si bien pone en valor la capacidad palestina para resistir: "El pueblo palestino ha demostrado un nivel de resiliencia y de resistencia inauditos".

 

 


 

 

LA VOZ DE MARCHENA: Hemos visto las imágenes de una señora obligada a abandonar su domicilio, a sus 90 años de edad, en Palestina. Es la segunda Nakba que sufre. ¿Podría brevemente contextualizarnos lo que desemboca en la primera, recién creado el Estado de Israel por resoluciones de Naciones Unidas? Al hilo de ello, desde el punto de vista del Derecho, ¿fue legal la construcción de un Estado dentro del territorio entonces íntegramente conocido como Palestina? Y en caso de que fuera por entonces una solución “ética” para judíos que habían sufrido delitos de odio y discriminación, ¿por qué se ha mantenido una desproporción territorio-habitantes tan abultada a favor de los intereses israelíes?

 

ANTONIO BASALOTE: La Nakba, término árabe que quiere decir “catástrofe”, fue en realidad una limpieza étnica premeditada y bien planificada en torno a 1948, tal y como reflejan las fuentes orales palestinas y documentales israelíes. Al desclasificarse los archivos militares de aquellos años, en la década de 1980, algunos investigadores israelíes descubrieron el Plan Dalet. El historiador israelí Ilan Pappe, entre otros, lo documenta bien, en especial en su obra The Ethic Cleansing of Palestine, traducida al castellano y publicada por la editorial Crítica: La Limpieza étnica de Palestina (2008).


En realidad, la Resolución de Naciones Unidas clave respecto a la creación de Israel es la 181 de 29 noviembre de 1947, que proponía la partición de Palestina. Pero hay matices fundamentales a considerar cuando esta es esgrimida en el argumentario proisraelí como fuente de legitimidad. En primer lugar, hay que tener en cuenta el momento y la composición de dicha organización internacional. En 1947, recién creada tras la II Guerra Mundial, sólo aglutinaba a 57 Estados, de los cuales 33 votaron a favor. Pero, como decía, era una Resolución de propuesta, no de obligación. Además, no hubo consenso ya que ni siquiera Gran Bretaña la aceptó. Así mismo, al contrario de lo que casi siempre se afirma, el movimiento sionista (es decir, el movimiento colonialista judío sobre Palestina, que no representaba al judaísmo internacional) no aceptó completamente la partición. Fue sólo la corriente pragmática, liderada por Ben Gurion, que consideró un gran primer paso para “redimir el país en su totalidad”, como él mismo había dicho. Ni la corriente revisionista liderada por Jabotinsky (de la que deriva el partido político de Netanyahu, el Likud), ni los grupos terroristas Irgún (liderado por Menahed Begin) y el Lehi (o banda de Stern) aceptaron el plan y se declararon en contra.


Por otra parte, la comunidad nativa o autóctona, es decir la población palestina (que incluía un importante sector cristiano y una minoría judía antisionista), y los Estados colindantes rechazaron la Resolución, como era de esperar. No sólo se pretendía imponer un Estado de carácter alóctono y artificial para satisfacer a un proyecto colonial europeo (el sionista), sino que además la propuesta de partición atribuía la mayoría del territorio (54%) para la minoría de población de colonos recién llegados y que apenas poseían tierras.

 

LA VOZ DE MARCHENA: Vistos estos antecedentes, ¿por qué cree que grandes medios de comunicación con conocimiento de causa centran la raíz del actual conflicto en el ataque de Hamas del 7 de octubre?


ANTONIO BASALLOTE: La mayoría de los medios de comunicación convencionales o mainstream han sido claramente equidistantes, sin lugar a duda. Incluso han llegado a reproducir noticias falsas, algunas incluso desmentidas. Ello se debe a la presión de la llamada Hasbara, o “propaganda” sionista que parte de un Ministerio propio en Israel destinado a difundir la versión del gobierno israelí directamente a las grandes agencias de noticias. Así mismo, es clave la presión que ejercen “becarios” y “becarias” “proisrelíes”, dispersos por Europa a quienes Israel paga. (https://www.theguardian.com/world/2010/nov/28/israel-citizen-advocates-europe-pr). La campaña de relaciones públicas y propaganda es muy amplia, sofisticada y bien financiada, en especial desde las masacres en Gaza de 2008. Así lo anunció el que fuera Ministro de Exteriores Avigdor Lieberman. Esto se puede constatar tanto en la prensa española como internacional. Pero además, los embajadores y embajadoras israelíes ejercen una gran presión a los medios de comunicación que divergen de su versión oficial de los hechos.

 

En mi opinión, hay grandes medios de comunicación internacionales que han anestesiado o insensibilizado a buena parte de la opinión pública y, por ello, son responsables del genocidio que Israel comete con total impunidad y aquiescencia de la comunidad internacional.

 

LA VOZ DE MARCHENA: Desde el punto de vista de la actualidad reciente del conflicto, por ejemplo en 2014, la operación Acantilado Poderoso de las ‘Fuerzas de Defensa Israelí’, con ataques a la población palestina, causaron más de 2.000 muertos, amén de la icónica imagen de los cuatro niños asesinados mientras jugaban a la pelota en la playa. Aquel año, en nuestra entrevista al marchenero Manuel Ramón Ternero, que conoció Cisjordania meses antes, veíamos las condiciones de vida de los palestinos, prácticamente en “cárceles” sometidos a vejaciones, interrogatorios, territorio fragmentado por las edificaciones de los colonos, check points, detenciones arbitrarias. ¿Le sorprende, conocida esta realidad sobradamente, que los presidentes de grandes potencias internacionales y dirigentes de la UE y Estados Unidos incidan en el derecho a la defensa de Israel una y otra vez? ¿No podían presagiar esos países, con los medios que disponen y la información entre Estados, que Israel más temprano que tarde iba a completar esta masacre?

 

ANTONIO BASALLOTE: En efecto, la situación de humillación y violencia cotidiana contra la población palestina por parte del ejército de ocupación y el movimiento colono israelíes, es muy bien conocido por todos los gobiernos del mundo. De hecho, el crimen de apartheid, tras ser denunciado durante años por sucesivos Relatores de Naciones Unidas en los Territorios Palestinos Ocupados, fue de nuevo constatado y denunciado por la propia ONU en 2019 (https://www.unescwa.org/news/escwa-launches-report-israeli-practices-towards-palestinian-people-and-question-apartheid), Human Rights Watch en 2021 (https://www.hrw.org/report/2021/04/27/threshold-crossed/israeli-authorities-and-crimes-apartheid-and-persecution), Amnistía Internacional en 2022 (https://www.amnesty.org/en/latest/campaigns/2022/02/israels-system-of-apartheid/) y la propia organización israelí de derechos humanos, B´tselem (https://www.btselem.org/publications/fulltext/202101_this_is_apartheid), entre otras muchas organizaciones internacionales.

 

No me ha sorprendido por parte de EEUU, pero sí hasta cierto punto de UK y la UE, en especial por la defensa incondicional y a pesar de que las declaraciones de altos cargos del gobierno y del ejército israelíes apuntaban a la destrucción de Gaza y al castigo colectivo de la población civil lo que inexorablemente llevaría a cometer crímenes de guerra. Así, siendo claros, esos líderes mundiales dieron carta blanca a Israel incluso cuando había empezado a masacrar a civiles en la franja de Gaza y ya había ejecutado a unos 1400 milicianos de Hamas que había cometido los ataques del 7 de octubre.

 

De hecho, la respuesta de esos gobiernos, cuando llegue, será tarde ya que Israel ha asesinado a más de 11.000 civiles (la mayoría mujeres y niños; la cifra hace tres días era de 11.100 personas) en Gaza y unos 200 en Cisjordania y Jerusalén Este y ha herido a más de 20.000 personas. Además, se estima que hay cientos de personas desaparecidas y agonizando bajo los escombros, ya que Israel no permite equipos de rescate civiles. Así mismo, ya han empezado a fallecer personas por desnutrición en tanto Israel mantiene el bloqueo ilegal de la entrada de alimentos.

 

LA VOZ DE MARCHENA: ¿En qué medida influyen los posibles radicalismos religiosos en este conflicto? Conocemos que el Estado de Israel se fundamenta en algunos principios de orden divino como asentarse en “La Tierra Prometida”, y por otra parte, el fundamentalismo islámico habría podido penetrar en Palestina, pero, ¿objetivamente es relacionable cada territorio a una religión determinada o no se debe realizar ese reduccionismo?

 

ANTONIO BASALLOTE:  En primer lugar, desde el análisis de conflictos armados y los estudios de paz y conflictos, ya está superada el uso de “conflicto” para el caso palestino. Una de las razones es la asimetría tremenda, entre una potencia nuclear con uno de los ejércitos mejores armados del mundo y una población mayoritariamente indefensa, entre la que tan sólo hay varias milicias de resistencia armada carentes de ejército.


En cuanto a las religiones, en efecto, no se debe caer en la reducción esencialista del neo-orientalismo “occidental” porque además, no hay ningún conflicto religioso. Ahora bien, sí es clave el fundamentalismo sionista o neosionismo, que surge sobre todo a partir de la ocupación israelí de los territorios sirios del Golán, egipcios del Sinaí (hasta 1979), Líbano (hasta 2000) y de los palestinos (Gaza, Jerusalén Este y Cisjordania) y ha llegado a su cénit, por ahora, con el movimiento integrista de colonos y el actual gobierno. No en vano, el primer ministro israelí, Netanyahu, ha realizado varios discursos dirigidos a su ejército y a la opinión pública israelí citando la Biblia, en un tono radical.

 

LA VOZ DE MARCHENA: ¿Por qué la postura de países árabes no está siendo contundente en favor de Palestina, en muchos casos? La red tejida de intereses económicos entre éstos e Israel, ¿podrán seguir por encima de la afinidad tradicional de estos países con Palestina?

 

ANTONIO BASALLOTE: En efecto, hay muchos intereses económicos y algunos gobiernos están intentando mantener un equilibrio entre su solidaridad efectiva con la población palestina y mantener las relaciones con Israel. Habrá que ver hasta donde llegan las sociedades, cuya posición sí absolutamente “propalestina”; si son capaces de presionar e incomodar a sus gobiernos, algunos podrían modificar su posición. En mi opinión regímenes árabes aliados de Israel como Egipto o Marruecos están gangreándose con su pasividad más animadversión entre su población. Así mismo, hay Estados no árabes pero islámicos, como Turquía, que mantienen una retórica muy crítica con Israel (Erdogan acaba de decir públicamente que es un “Estado terrorista”) para complacer a su opinión pública pero que no ejercen ninguna presión diplomática por mantener sus intereses comerciales con Israel.

 

LA VOZ DE MARCHENA: En sus estancias en el lugar, como académico y estudioso del conflicto, ¿qué ha percibido en el ambiente en general en una y otra parte y cómo han ido evolucionando sus sensaciones sobre el devenir y los discursos instalados en unas y otras sociedades, palestina e israelí?

 

ANTONIO BASALLOTE: Dependía del lugar. En Jerusalén Este y en Hebrón, en especial, la humillación cotidiana contra la población es insoportable; se ilustra bien en el maltrato usual de los soldados a las personas palestinas en los checkpoints militares. Así mismo, en las zonas rurales, por ejemplo, en distrito de Nablus o en el de Hebrón, así como en el valle del Jordán, en pequeñas aldeas o pueblos rodeados de colonias, la situación es de inseguridad debido a la impunidad con que campan los colonos, muchas veces armados, y que increpan a la población palestina.

 

Por otra parte, ha habido en Jerusalén o en Haifa, ciudades mixtas, puntos de encuentro, lugares de convivencia, no afectados por la violencia directa, aunque sí por la estructural o institucional.

 

LA VOZ DE MARCHENA: ¿Tiene defensa considerar a Israel todavía “una democracia” o incluso “la democracia que defiende los valores occidentales” o “la única de la zona” en Oriente Próximo, después de flagrantes incumplimientos de derechos humanos que ha cometido? En este caso, tanto por víctimas civiles, niños, ataques a escuelas, hospitales, a personal de la ONU, sanitarios, periodistas… ¿Qué sanciones deberían aplicárseles a Israel, en concreto a sus dirigentes políticos actuales con el primer ministro Benjamin Netanyahu a la cabeza, con el Derecho Internacional en la mano, ante estos crímenes de lesa humanidad?


ANTONIO BASALLOTE: La condición democrática del Estado israelí es quizá el mito actual más autocomplaciente en su sociedad, así como el más expandido en el mundo occidental. No puede ser una democracia un Estado que se considera exclusivo de y para un solo grupo étnico, como es el caso, con la Ley de 2018. Así mismo, la Ley del Retorno de 1950 discrimina a los refugiados palestinos, a los cuales la Resolución 194 del CS de la ONU reconoce el derecho al retorno, a la vez que otorga la “nacionalidad israelí” a cualquier judío del mundo. Ambas leyes institucionalizan un sistema de segregación racial y confesional que, además, en la práctica, es más evidente si cabe.


Por otra parte, nunca una democracia se puede permitir ocupar militarmente unos territorios ajenos y, además, colonizarlos en contra del Derecho Internacional.


LA VOZ DE MARCHENA: Como Profesor de Estudios Árabes e Islámicos, ¿cómo puede repercutir el conflicto tanto en el conjunto de Oriente Próximo como en el ámbito global en los próximos meses?

 

ANTONIO BASALLOTE: Es poco tiempo. A medio y largo plazo, sólo si se soluciona de una manera relativamente justa la cuestión palestina aplicando al menos las Resoluciones de la ONU, desde la 242 en adelante, podrá haber algún nuevo status quo y relativa estabilidad en la región. De no ser así, no habrá seguridad. Cada masacre que Israel comete, cada día que pasa, el caldo de cultivo para una radicalización e internacionalización de la resistencia armada palestina podría ser mayor. El gobierno israelí mantiene fraudulentamente que quiere acabar con Hamas, pero cada civil que asesina (y ya van más de 12.000) puede resultar en nuevos militantes de la resistencia armada.


LA VOZ DE MARCHENA: No nos deja de llamar la atención que se lance en los últimos días e incluso, de cara a la próxima Cumbre de grandes potencias, la idea de una “pausa humanitaria”. ¿Es de recibo?


ANTONIO BASALLOTE: Es una estrategia para lavar la imagen y engañar a la opinión pública internacional. Es una ignominia. 


lA VOZ DE MARCHENA: ¿Por qué cree en España la reacción social de condena del genocidio está siendo menor que de la invasión de Iraq en 2003?

 

ANTONIO BASALLOTE: Por el enfoque mediático. La equidistancia y la inclusión del argumentario israelí a través de su diplomacia pública en las noticias consigue propiciar una desconexión moral y mitigar la empatía de buena parte de la opinión pública.

 

LA VOZ DE MARCHENA: La reacción de dirigentes europeos en Francia, prohibiendo banderas, o en Alemania, donde se ha llegado a apartar a un futbolista del Mainz por apoyar a Palestina, después de que Van der Loyen apoyara de forma entusiasta desde el principio a Israel, ¿le sorprende?

 

ANTONIO BASALLOTE: No, porque han aplicado leyes a instancias de Israel, que pretenden confundir “antisionismo” y las legítimas críticas a las políticas de Israel con “antisemitismo”. Una ley similar está en marcha en España.

 

LA VOZ DE MARCHENA: Hace poco, el portavoz de la Coordinadora de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, Antonio Manuel Mateos, manifestó en conferencia celebrada en Marchena que las guerras no acaban “cuando dice Wikipedia” ni cuando se le pone fin de fecha oficial al conflicto, pues las consecuencias humanas y el shock traumático entre muchos de los supervivientes, son para toda la vida. Dicho esto, ¿puede ser, por la dimensión de este genocidio, por la posible administración de facto de Israel del territorio arrasado o incluso adscripción de las franjas palestinas al Estado israelí en un futuro próximo, por las huidas forzosas de población, situación económica penosa y hambrunas que vienen…, el punto y final a cómo se entiende hoy en día Palestina, o al menos Gaza, el territorio más atacado? ¿O es posible que aún en este estado crítico la población palestina aún tenga capacidad de defensa y reorganización?

 

ANTONIO BASALLOTE: No lo creo. Aunque parezca increíble, la resistencia palestina al sionismo perdura desde hace unos 100 años, desde antes de la creación de Israel en 1948. Este genocidio tendrá efectos incalculables por ahora, pero el pueblo palestino ha demostrado un nivel de resiliencia y de resistencia inauditos.

 

 

 

MÁS INFORMACIÓN EN ESTE ARTÍCULO DE ANTONIO BASALLOTE SOBRE EL GENOCIDIO ISRAELÍ