Editorial

EDITORIAL. Bajo la premisa de Alarma Social ha sido encarcelado durante 56 días, el joven de 21 años Alfonso Fernández, "Alfon", que anteayer salía en libertad con cargos y que ha permanecido gran parte de su estancia en la prisión de Soto del Real en módulo FIES, reservado para delincuencia organizada, terrorismo y narcotráfico, entre otros. Las versiones de la Policía y la delegada del Gobierno de Madrid de que portaba material explosivo durante las manifestaciones en la Huelga del 14N, han sido desmentidas por Alfon, al que persiguen ahora continuas difamaciones. Es sólo, una "traca" más de la vorágine de manipulación que con casos que afectan a toda la sociedad, se produce un día tras otro en este país donde todo lo que huela a reivindicación de justicia y dignidad es criminalizado sin escrúpulos desde el poder político y sus tentáculos fácticos que pasan por alto realidades de clamorosa injusticia e indecencia, amén de las ya habituales represalias policiales. (Fotografía: PÚBLICO).


 El caso de Alfonso Fernández Ortega, 'Alfon', joven de Vallecas detenido por portar una bolsa con material explosivo e incendiario, según ha comentado la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, no es el de ningún héroe antifascista como él mismo se ha desmarcado en una entrevista en diario Público argumentando que héroes son todos los jóvenes que salen a las calles a defender sus derechos y a cambiar esta sociedad injusta y el sistema político.

No se conocen huellas dactilares que prueben que Alfon portó esa bolsa que apareció de pronto por entre los piquetes y de la que el joven vallecano se reiteró en declarar que no era suya pese a la inmediata detención, traslado a Comisaría y a prisión preventiva en base a unos informes sobre el caso que aún no le habían sido entregados a la jueza que decretó su ingreso en prisión hasta que finalmente ha decidido dejarlo en libertad con cargos.

Narra este joven vallecano que durante su detención "peliculera", le presionaron verbalmente a declarar más detalles sobre esa bolsa, ya que si no le iban a meter un "marrón", por "hijo de puta", y que la presión psicológica aumentó cuando lo culpabilizaron de la detención de su novia manifestándoles los agentes que "no la quieres, maricón, cabrón..."

Aunque al final de esta reflexión, incorporaremos nuevos detalles que van apareciendo en prensa sobre esta detención y la repentina puesta en libertad (aunque con cargos) de Alfon, no podemos avanzar más sin apreciar que si una persona que ha estado clasificado en las dependencias carcelarias de alta peligrosidad y siendo grabadas las escasas comunicaciones que ha podido tener con su familia, ha salido a la calle de pronto, no es más que por la carencia de argumentos que mantener durante más tiempo hubiera sido aún más ridículo de lo que ha resultado, y porque la misión ejemplarizante de introducir el mensaje "tenga usted cuidado con lo que le pueda pasar" siempre ejerce como fuerza de contención ante la reivindicación de los justos o mínimos derechos.

En ese ímpetu de frenar la contestación ciudadana a los recortes en la sanidad y en la educación, a la reforma de la justicia con la implantación de las tasas, al aumento medio de 500 euros anuales de las matrículas universitarias (los mismos 500 que a cada español nos cuesta el rescate de Bankia), a la congelación de oposiciones a profesorado, a la reducción de presupuesto en investigación, a la Reforma Laboral facilitadora del despido que ya en importantes servicios e industrias ha dejado su huella, a los rescates bancarios por multimillonarias sumas con las que los números muestran todo lo que se podría hacer en este país de 6 millones de parados donde millones de personas preparadas y formadas están en el desempleo o en trabajos para los que no se requiere esa cualificación, amén de situaciones impensables hace años como la reagrupación de los cursos de Primaria en uno sólo en aldeas rurales u otras que ya se veían venir como los recortes en investigación, y por tanto, en progreso, que se han llevado a cabo, en esa contundente acción policial, cayó en comisaría y en prisión Alfon para que todos vayamos tomando buena nota y nos mantengamos bien calladitos, como debe ser... que esto con Franco no pasaba, pero hay que ver que sin Franco sigue habiendo manifestaciones con símbolos falangistas antes de las cuales inclusos se entretienen asesinando de vez en cuando en el Metro, e informes policiales que acusan a personas como Alfon de contactos permanentes con grupos "antifascistas", como si ser antifascista, en cualquier mente con sentido común lo lógico, fuera un delito. Curiosos conceptos y curiosos empleos del lenguaje por quienes son los encargados de protegernos.

Y todo esto ocurre en democracia, en nuestra moderna democracia de excelentes garantías donde alguna lideresa se permite con cierta frecuencia menospreciar, por decirlo suavemente, la profesionalidad de los trabajadores, o incluso manifestar sin tapujos que el derecho a huelga debería estar prohibido, creando caldos de cultivo para que luego, sin Franco, lluevan palos a manifestantes pacíficos, a ciudadanos, a trabajadores, a algún niño, a fotógrafos y periodistas como pocas veces se recuerda por ejercer el derecho a la información siendo tratados como delincuentes. Ahí están los vídeos de que no son pocos ya los casos en los que se cumple el viejo refrán español "encima de jodidos, apaleados", el reciente caso de la detención de una cámara de la Sexta o el caos con balas de goma en Atocha, entre otros múltiples ejemplos.

Y todo lo anteriormente dicho, y las preferentes, y la apisonadora de los desahucios, y jóvenes y no tan jóvenes viviendo de las pensiones de los mayores, eso no es alarma social. La alarma social son los famosos botes de spray o artefactos "incendiarios y explosivos" de Alfon, que además es muy mala persona por ser un bukanero (ultra del Rayo Vallecano) y como tal todos los delitos y trifulcas de los bukaneros les son atribuidos estos días en prensa, porque ya a él solo, como dicen en mi pueblo, es que no han tenido ni por donde cogerlo. 

Además de ello, a Alfon lo acusan hoy en un afamado diario, de delitos de robo con violencia, amenazas a agentes de la autoridad (cuenta Alfon en su entrevista que trató a sus 12 años de defender a su tía de una paliza propinada por 12 policías tras preguntarle por qué los paró en una ocasión a ella y a su tío), y del delito del siglo XXI, agresión sexual. Y decimos lo acusan porque son los "datos policiales que maneja" ese medio, más allá del informe policial que se remite a los referidos explosivos cuya posesión por parte de Alfon no ha sido probada judicialmente, y al entorno antifascista del chico. 

Delito del siglo XXI del que acusan a Julian Assange, el líder de Wikileaks, el periodista de referencia internacional en cuanto al contingente de información clasificada que ha logrado desvelar, y al que no le ha quedado más remedio ya durante más de medio año que meterse en la embajada de Ecuador en Londres para que no lo juzguen en Suecia, desde donde lo podrían enviar a Estados Unidos, el país adalid de la libertad que en lugar de ocuparse en evitar con eficacia las matanzas en sus colegios e institutos o analizar su actuación internacional a lo largo de la historia, persigue incluso con manifestaciones de importantes responsables políticos y presentadores de TV que piden que se le quite la vida a este periodista. Nueva conclusión, tumba a tu enemigo con una acusación de agresión sexual o simplemente, echa mierda con ella para tapar la tuya propia.

Pero si para los países poderosos con Estados Unidos al frente, el enemigo numero 1 es Assange, defendido por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, atacado ya desde los flancos conservadores de toda América que burdamente tratan de equipararlo con Fidel Castro por defender otro modelo más justo, sostenible e igualitario que el del capitalismo tal y como se ha aplicado con graves consecuencias también en la América Latina hoy creciente y años atrás hundida en la miseria, y sus pautas del Consenso de Washington (véase la interesante charla que ofreció en Marchena Luis Ángel Hierro  sobre diversos aspectos como este último, cómo se organiza el crédito en España hacia el sistema financiero y no al productivo o los ejes economicistas que rigen la UE con pérdida de poder de los Estados y de los ciudadanos tras el tratado de Maastricht), el enemigo del Gobierno español en estos momentos es el pueblo que está comenzando a despertar.

Por eso, cuando se arremete contra Alfon, equiparable con Assange en cuanto a que es visto como un peligro para el poder, no se arremete contra un joven bukanero, se arremete contra todo el que ose a defender con énfasis y llenando las calles de reivindicaciones justas, sus derechos ganados con sangre, sudor y en su día décadas atrás incluso con la muerte, esos mínimos derechos ganados a fuerza de trabajo y en beneficio de la sociedad y que el discurso derechista llama privilegios con suma demagogia. Derechos que son los que Alfon y por lo menos media España defienden.

Claro que no son privilegios los cientos de indultos (también responsabilidad de los anteriores Gobiernos) por tráfico de drogas, estafas, torturas, lesiones que causan grave deformidad, a banqueros... e incluso a un grupo de policías que demostrado que apalizaron y humillaron dejando marcado de por vida en Barcelona a un rumano al que confundieron con un delincuente (de 6 años se pasó a dos de prisión y de dos a diez euros de multa durante dos años).  Ni generan alarma social, como tampoco lo genera la cantidad de años que han tenido que pasar para que un ex presidente de la CEOE estrechamente adepto a las tesis del Gobierno en materia económica y laboral y al que hasta se le devolvió de su declaración del IRPF, sea mínimamente enfilado por la Justicia. Tampoco genera alarma social tanto paraíso fiscal, ni la corrupción, ni los sueldazos de políticos ni sus pensiones vitalicias; la alarma social es Alfon y la contestación a las políticas que asfixian a la clase trabajadora, ese es el gran problema policial, político y de los poderes fácticos de este país.

Salimos al exterior y la forma de actuar del Gobierno no varía mucho. Varios miles de presos esperan más de un año normalmente para ser repatriados a España. Ángel Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones con un sueldo de asesor de una concejala de Moratalaz por 50.000 euros anuales en este país donde el disco (rayado) que más se escucha es el de que los recortes son "necesarios para el crecimiento económico", es extraditado en menos de tres meses por su famoso caso del accidente en el que conducía el coche en el que lo acompañaba un disidente cubano que falleció a pesar de que en España se tramitaba ya su retirada del permiso de conducir por acumulación de 40 multas, tres de ellas por exceso de velocidad.

Para Carromero, que apoyó junto a personal de Suecia y México a la disidencia cubana, suponemos que aportando las dosis de comportamientos democráticos y de justicia que en nuestro país observamos día tras día, se destinaron casi 3 millones de euros para su extraditación según apuntan numerosas informaciones, mientras que para Enma Rodríguez, una ciudadana española que buscó oportunidad de trabajo a sus 56 años en Argentina y que fue afectada por un catarro que derivó en neumonía y hace escasos días, en su fallecimiento, no hubo 141.000 euros que la trasladaran en avión medicalizado a España, ya que los médicos argentinos aconsejaron que el entorno familiar podría ser valioso para su recuperación. Sus hijos de 17 y 19 años y su hermana, se turnaron en su cuidado pagándose gastos de viajes, hostales..en Argentina y dejando trabajo y estudios en España, donde han vuelto con sus cenizas y el 'alentador' panorama laboral que les espera.

Volvemos a España porque queremos acabar donde empezamos. Alfón comenta en una entrevista tras su salida de la cárcel que lo llamaron durante el interrogatorio "malditos comunista, parásitos que no sabéis lo que es trabajar", a pesar de su empleo de parquetista junto a su padre, y que en los pasillos de los módulos para terroristas se burlaba de él algún empleado en plan 'niño, tan pequeño y jugando con explosivos'. Les faltó aquel celebre "rojo de mierda" como le decían al maestro de La Lengua de las Mariposas o como retrataba recientemente una de las mejores películas, sino la mejor, de cine andaluz, La Voz Dormida reflejando impecable la realidad del 36.

"El más terrible de los sentimientos, es el sentimiento de tener la esperanza perdida", señalaba García Lorca, y ese es precisamente el sentir que se pretende lograr, el de imponer la sensación de que ninguna movilización da resultados y de que incluso puede ser peligrosa, el criminalizarla, con la detención 'ejemplarizante' de Alfón y con las actuaciones policiales agresivas y políticamente potencialmente criminales, como indicaba recientemente el diputado Sabino Cuadra en referencia a lo que llamaba recortes "sádicos" contra personas con discapacidad, médicos, miembros de la adjudicatura, estudiantes... Cuadra añadía en otra de sus intervenciones, que cuando disminuyen los beneficios de las empresas, la Reforma Laboral le da más facilidades para despedir y se aplica pues la política de guante de seda, mientras que cuando disminuyen los ingresos familiares y no se pueden hacer frente a las hipotecas, patadón y desahucio a la par que apoyaba que al igual que en Finlandia, la banca española sea "procesada, investigada y juzgada" por las causas de la crisis y que se informe de como los rescates están afectando a los ciudadanos.

Pero no, eso no debe ser alarma social en este país. Ni tampoco que un ex consejero y director general para América Latina de un gigante banco español reciba una pensión de 63 millones de euros, como el propio Sabino denunciaba en una de sus intervenciones en el Congreso.

Decía Cuadra preludiando lo anterior y parafraseando a San Ambrosio que "el que es rico, o es ladrón o es hijo de ladrones" y que este Gobierno está impulsando un proceso de enladronamiento general de una minoría de esta sociedad", instando a detener a "esa banda de Alí Babás y a sus 35 ladrones que están robando por medio de paraísos fiscales y no mandando a la Policía a golpear a estudiantes valencianos" como podría haber dicho si hubiera hablado meses después, "y no a detener a Alfón". 

Y así podríamos continuar hasta no acabar o hasta acabar por donde empezamos, con eso de que Alfón es la alarma social personificada y haciendo oídos sordos y la vista gorda, pensar que nada, nada de lo expuesto, de lo visto y de lo que ocurre en este país es incendiario...ni explosivo para nuestro futuro.