Editorial

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Gracias por estar ahí desde el 10 de junio de 2009. Gracias a cada uno de nuestros lectores y a todas aquellas casas comerciales que con su fidelidad impresionante, en ambos casos, nos han hecho llevar Marchena en lo más adentro de nuestro corazón. Nos vamos el 1 de noviembre del presente 2017. Dejamos atrás una extraordinaria experiencia que nunca olvidaremos.


Sin causa ni motivo ni dejar de tenerlos, y en caso de tenerlos, sin ser objeto de debate porque es lógico cumplir las promesas y en nuestro editorial de presentación prometimos nunca ser protagonistas, sí es de recibo mostrar nuestro agradecimiento, que ante todo, la audiencia, espero sepa disculparnos por no personalizar en ninguno de ustedes. Sentiros completamente por aludidos todos los que leáis esto con la inquietud y sano interés con el que hayáis leído cualquiera de nuestras noticias en estos ocho años, cuatro meses y veintiún días. Un suspiro, aunque no recurriré al tópico del ‘parece que fue ayer’. Han transcurrido 13.081 informaciones y las que publiquemos hasta el domingo de esta semana o lunes de la próxima.

“La Voz es y será siempre un periódico totalmente independiente. Somos dueños de nuestro propio destino. El tiempo confirmará este hecho”, decíamos en resumidas cuentas en nuestro primer editorial-anuncio. Sólo lo repescamos para que lo puedan juzgar, esperando que este digno deseo nuestro haya sido el de ustedes y así, con nuestros amplios márgenes de mejora, les hayamos podido corresponder a su fidelidad.

Creemos haber seguido esa línea y siendo dueño de nuestro destino, hemos decidido dar por concluida esta etapa de la forma más natural posible, como cualquiera que se precie lo hace en el transcurso de su vida, en determinados momentos, emprendiendo cambios y nuevos retos.

La comenzamos con decisión, pero con los pies en el suelo. Todo se supeditaba en el referido texto al ‘período de pruebas’. Mi tío José Miguel, aparte de contagiarme ese lenguaje informático inherente a su titulación, ha sido imprescindible en su colaboración con el mantenimiento de una web que a veces nos jugaba malas pasadas con diversos devenires técnicos y sobre todo cuando el servidor se colapsaba por un sorprendente número de visitas, paradójicamente la mejor señal de que algo empezaba a ir bien, y posteriormente, muestra de un seguimiento creciente. Sin su disponibilidad, constancia, pericia y su siempre inteligente consejo en todo lo relativo a este medio, dudo que hubiéramos superado el período de pruebas.

Nos presentamos de forma oficial ya en agosto de ese mismo año 2009, con otro editorial, después de dos meses esforzándonos en “ofrecer una información plural, libre, independiente y con cabida para todos los ciudadanos, colectivos culturales, sociales, deportivos y de los distintos ámbitos de nuestro pueblo”. Esperemos haber estado lo más cercano posible de la altura que todos estos ámbitos merecen. Agradecidos siempre a su colaboración y cercanía de la inmensa mayoría de ellos.

“Nuestra manera de informar es seria, rigurosa, alejada de la rumorología y centrada en los hechos. Hablamos con claridad,  con respeto a todos, en primer lugar al lector...no pretendemos atacar a nadie, cada cual se ataca con sus propios hechos...nuestra única defensa es la de una información digna...”, proseguíamos, dejando claro ese propósito. Somos del gusto de una comunicación directa con el lector, y esperamos haber establecido todos los cauces posibles para ello. Nos es enormemente gratificante haber llegado tanto a marcheneros residentes en nuestro pueblo, como recibir emocionados saludos de algunos de los que hace muchas décadas, o pocos años, hubieron de emigrar, así como el trato personal a pie de calle con muchos de los marcheneros y marcheneras. Nos ha hecho muy felices que nos leáis desde remotos rincones, con parte de vuestros corazones aquí puestos.

Gracias sinceramente a los anunciantes que han confiado en La Voz de Marchena, sin ellos no sería posible este periódico. Lo dije entonces y lo reitero ahora con todas las de la ley. En una época de grave crisis económica en nuestro pueblo, teníamos una gran incertidumbre sobre si resistiríamos. La receta fue continuar con nuestro trabajo, y que quien quisiera acompañarnos, tuviera un medio de comunicación donde sentirse difundido y representado. Ni el desánimo ni los malos augurios cabían.

Si entonces me quedé sorprendido por la entrada de numerosas casas colaboradoras poco a poco en nuestro periódico, hoy puedo decir con certeza que ‘sois los mejores’. Los que están y los que estuvieron. Una docena de ellos han permanecido todo este tiempo, otros han regresado después de estar, incluso a quienes por circunstancias de la economía estuvieron y luego tuvieron que dejarlo, siempre los hemos considerado amigos de ‘La Voz de Marchena’. Todos nos han hecho sentir su calor y su apoyo, su financiación, pero también su cariño y su cercanía e interés por nuestras informaciones y nuestro devenir.
No tengo palabras para poder decir con la cabeza alta que pudiéramos haber permanecido más tiempo juntos, ya que me habéis permitido vivir dignamente gracias a vuestro sacrificio y apoyo, aunque la etapa se acabe.

Merecéis la mejor de nuestras consideraciones. Son muchos meses realizando un esfuerzo encomiable e inolvidable queriendo anunciar vuestros productos y servicios lo que en exclusiva ha mantenido este periódico. Sois la verdadera Voz de Marchena, por vuestra actitud honesta, trabajadora y entusiasta levantando pequeños y medianos comercios, siendo motor y vida por tanto, de este pueblo, y ejemplo para nosotros en esta faceta de autónomo que ha sido consustancial a la existencia del periódico. He aquí nuestro más sincero agradecimiento al cariño y profesionalidad para con nosotros de nuestra asesoría y todo su amplio equipo.

Esperamos haberles transmitido, queridos lectores, los problemas, inquietudes sociales, novedades y todas las cuestiones de interés general que hayan merecido la pena. En ello han estado nuestras fuerzas, nuestros debates internos y nuestras decisiones diarias propias del periodismo, “en todo caso, una vocación que nos atrapa, que nos convierte en eternos testigos, nunca en protagonistas”, cita de Luis Carandell, uno de los mejores cronistas de nuestra historia, que en la dedicatoria de un libro aún muchos años antes de empezar tales aventuras, me regalaba José Manuel Baranco, a quien aprovecho para extender mi agradecimiento por su sapiencia, profesionalidad y apoyo basado en su incuestionable experiencia en los medios de comunicación y en su propia condición personal. Gracias por tu escucha siempre, escucha que hago extensiva a compañeros de estudio que en la distancia igualmente han correspondido.

Si hay una persona a la que todos le debemos una gran parte de lo que ha sido este periódico, es a mi padre, quien con ilusión y esperanza ha colaborado recorriendo laboriosamente Marchena entera para lo que fuera necesario. Aprovecho para pedirte disculpas por algunos sofocones (no me lo vas a impedir), por la peculiar naturaleza del trabajo periodístico y por llamadas de emergencia para ir de aquí para allá.

Lo más importante en este tiempo es haber tenido la seguridad, de que no he necesitado pedirte absolutamente nada, así como la garantía de que con tu capacidad de sacrificio, implicación y desenvoltura, todo iba a salir razonablemente mejor de lo que quien les escribe lo hubiera podido realizar.

Mi madre tiene doble mérito por haber aguantado a los dos en su labor indescifrable de coordinación de cabezonerías, aportando perspectivas más amplias e interesantes de absolutamente todo lo que se haya podido debatir.

A ambos les doy mis eternas gracias por haberme transmitido su respeto a mi labor, por haber sido los lectores más críticos y por tratar de reconducir ciertas dosis de negativismo inherentes a momentos complicados. Las extiendo a mi hermana y a mis familiares, por su alegría y cariño hacia esta labor.

Gracias también a José María (Chema); amigo de mi padre y mi amigo, de una bonhomía por todo el pueblo conocida y de una capacidad de análisis digna de asombro. La he metido en la mochila del periódico cada día.

Gracias a mis buenos amigos y amigas, (valga la redundancia), y a ti compañera, por estar ahí con vuestra objetividad, perspectiva y crítica constructiva, apoyándome con sinceridad cuando os he transmitido alguna preocupación, otorgándome una confianza y estima con la que no siempre despierta uno cada mañana, y me consta, enfrentándoos o rebatiendo mentiras o calumnias sin fundamentos escuchadas sobre mi persona, sin necesidad alguna. Gracias de verdad a todos.

Gracias muy especiales a Eduardo Ternero, por iniciar una línea de colaboración en la sección de Firmas, en las que su experiencia y sentido de la tolerancia y el respeto, espero que el público las haya sabido apreciar. Lo conocía de siempre, pero desde hace unos años, permíteme considerarte amigo.

Más allá de todos ellos, ha habido un buen número de personas, que entusiastas con su pueblo y todo lo que aconteciera, recorriendo su término urbano, el rural o las afueras, se las han ingeniado para comunicarnos cualquier novedad que en el transcurso de un paseo, hayan considerado relevante.

Estamos absoluta y gratamente sorprendidos de cuantos nos hayan puesto en la pista de cualquier suceso o información, de quienes con frío, calor o tempestad, nos han aportado una gran cantidad de granos de arena maravillosos, diversos, plurales, que marcan el sentir de la calle, de lo inesperado, de lo imprevisto, del pulso de un pueblo.

Asimismo, quiero dar las gracias a muchos profesionales eficaces de diversidad de ámbitos, que han tenido a bien avisarnos de informaciones, convocarnos, y ponernos al pie del cañón, algunos de ellos auténticos ejemplos de servicio al pueblo y que han tenido a bien huir de actitudes acomodaticias en determinadas informaciones. Gracias por el sacrificio y por valorar nuestro trabajo, el periodismo.

No olvido tampoco a personajes que por su dimensión, carisma o forma de ser, he tenido la suerte inmensa de poder conocer de cerca gracias a esta profesión, unos más conocidos, otros anónimos, todos con un alma buena y volcada con su pueblo y desarrollando acciones encaminadas a su bien general en pro de su dignidad. Ellos son los imprescindibles.

Gracias también, dentro del seno de las diferentes formaciones políticas, a las personas que han optado por ofrecernos su atención, informándonos de aquello que hayan querido trasladar y compartiendo impresiones sobre la realidad del pueblo. Gracias a los que habéis sabido ser personas, más allá de vuestras ideas, y tenernos en consideración.

No entraremos en demasiados pormenores (ése ha sido al fin y al cabo nuestro trabajo) de actos sociales y culturales, eventos, sucesos, encuentros deportivos (no quiero desaprovechar la ocasión para dejar de expresar que en este ámbito he disfrutado lo que no hay en los escritos, sin perjuicio de los demás), y un largo etcétera que ya han visto reflejados en este medio de comunicación.

Desde la perspectiva de involucrarme en el espacio físico y vital de estos hechos desde muy dentro, el periodismo me ha vuelto a demostrar que en él se concentra la vivencia intensa y profundamente cercana de hechos y acontecimientos apasionantes de Marchena; de extraordinaria belleza algunos, de interesante cotidianeidad o novedad informativa otros, de enorme crudeza vital otros pocos. Sea como fuere, considero humildemente que haberlos presenciado y trabajado desde esta perspectiva, me deja un legado personal inolvidable. Sentimos el no haber podido atender algunas informaciones; rogamos nos sepan disculpar por la aglomeración de noticias que en algunos momentos se da, y en determinados casos, el deber de priorizar, con el que no hemos tratado de ser muy estrictos en pro de informar de la pluralidad y diversidad de eventos existentes, así como los máximos posibles.

No hablaremos hoy de otras cuestiones desagradables, obstáculos, difamaciones, advertencias cobardes, y actitudes destructivas o irrespetuosas de determinadas personas, de falsedades con ánimo dañoso, que de todo existe en el trayecto de uno, y al fin y al cabo en el de todos, en sus distintas facetas de la vida y por tanto en el desempeño de sus trabajos.

Como ‘comandantes’ todos ustedes, marcheneros y marcheneras, del proyecto que ya llega a la orilla y al que le habéis dado un muy especial sentido, GRACIAS Y HASTA SIEMPRE.

 

Víctor Manuel Martín Luque, coordinador del equipo de ‘La Voz de Marchena’