Durante este fin de semana se han celebrado en nuestra localidad dos espectáculos enmarcados dentro de los Preludios de la Fiesta de la Guitarra. El viernes, tuvo lugar la puesta en escena de Cabaret Flamenco 5.0 en la bellísima Plaza del Cardenal Spínola a los pies de la Torre de San Juan, mientras que el sábado, en la céntrica calle de San Pedro, el turno fue para el baile de Rocío La Chispa y Yaiza Pintado, alumnas de la escuela de Sarai La Torbellino.
Cabaret Flamenco 5.0 es un espectáculo con el que la Compañía Magia Flamenca pretende "acercarnos a nuestro patrimonio inmaterial de una forma lúdica y atractiva, entendiendo el flamenco como un sentir enérgico, como un posicionamiento contundente ante la vida, intentando trasmitir esa vitalidad y sabiduría a nuestros más jóvenes y a los no tanto".
Con un elenco de artistas como el marroquí Othmane (El Niño Maravillas), uno de los acróbatas mas prodigiosos del panorama nacional, La Irene, La Mari o El Niño Migue a la guitarra, Pruden ejerció de maestro de ceremonias en continua simbiosis con el público, partícipe indispensable en diversos números del espectáculo, al que asistieron un buen número de niños y niñas adscritos al Programa Marchena Joven, que lleva a cabo la Asamblea Local de Cruz Roja en colaboración con el Ayuntamiento de Marchena. Magia, acrobacia, y mucho humor, acompañado con sones de guitarra flamenca, a veces solapada, componen este divertido espectáculo quizás más dirigido al público infantil, que a nuestro modesto entender tendría mejor encuadre en otro tipo de eventos o certámenes, en el que de una manera didáctica se introdujera en el mundo del flamenco a los más jóvenes.
El baile fue el protagonista de la noche del sábado. Sobre el escenario dispuesto en la céntrica calle de San Pedro, dejaron lo mejor de sí dos de las alumnas más aventajadas de Sarai La Torbellino, Rocío la Chispa, de Arahal, y la marchenera Yaiza Pintado, arropadas por el cante de El Momo de Morón y El Vareta de Arahal, acompañados a la guitarra de su paisano Álvaro Brenes y el compás del morisco Antonio Corona y la propia Sarai.
Rocío La Chispa bailó por guajiras y alboreá, alternado su actuación con Yaiza Pintado que lo hizo por soleá y alegrías de Cádiz, pasando de la solemnidad a la fiesta. Ambas demostraron sus progresos y sus ganas de seguir aprendiendo y acumular experiencia encima de un escenario, ante la atenta mirada y el acompañamiento de su maestra, que al final, después de invitar al escenario a la pequeña Marta, se atrevió, a pesar del avanzado estado de su embarazo, a dar unas pataítas por bulería, en un fin de fiesta en el que dejó la impronta de su garra y de su sentimiento.
