JUAN REYES. El pueblo de Marchena acogió anoche clamorosamente, en el 120 aniversario del nacimiento de Pepe Marchena, un espectáculo dedicado al genio, digno de ver, capitaneado por la onubense Sandra Carrasco, una cantaora valiente que, en una simbiosis perfecta con el espíritu del maestro, dejó en un marco incomparable, aromas y esencia de dulzura, buen gusto, saber estar y cantar. Un espectáculo que está teniendo un éxito que ni la misma artista vaticinaba cuando lo estaba gestando. Desde el mismo momento de anunciarse en los carteles, generó en Marchena una tremenda expectación, que se vio personificada por el gran número de público asistente. El evento se celebró en un espacio maravilloso, enclavado en la misma muralla denominado el Mirador de la Duquesa.
El emplazamiento desde días antes albergada dudas por su limitado aforo, se presumía que se iban a quedar muchas personas en la calle porque la demanda del espectáculo era muy grande, pero la autoridad competente en una acertada decisión aumentó finalmente el aforo y al borde de trescientas personas pudieron disfrutar de un magnífico espectáculo, aunque a este sitio aún le falta acomodamiento para albergar espectáculos que garanticen la seguridad del público asistente por su difícil y sinuoso acceso.
El acto comenzó con casi rigurosidad británica, pasados unos minutos de las diez de la noche, con la intervención del crítico flamenco Manuel Martin, que impartió una conferencia cercana a la hora de duración, donde describió pormenorizadamente el curriculum del maestro. Dio muchísimos datos sobre toda su carrera, en humilde opinión de este cronista, creo que le faltó centrarse más en el factor humano de tan especial y prolifero genio marchenero. Él mismo dijo que había venido a este mundo para vestir al flamenco de limpio, sacándolo de las tabernas y tablaos, y de las fiestas privadas de los señoritos, este aspecto no estuvo lo suficientemente presente en la intervención. La disertación tuvo un sesgo importante, para enaltecer a una figura, como la de Pepe Marchena, no es necesario minimizar a otras figuras coetáneas, la obra de Pepe se defiende por sÍ sola sin necesidad de compararla con la de nadie. El flamenco es muy grande y caben todos los gustos y colores.
Y por fin llegó la hora del cante de Sandra Carrasco, muy bien acompañada por David de Arahal, que se dedicó a darle todo el espacio a la gran cantaora y ambos fueron un regalo para los sentidos. Comenzó con un popurrí unido de distintos palos, empezó con aires de vidalita, para ensamblarlas con lo mejor del repertorio del maestro por bulerías, incluyendo los cuatro muleros, y terminó haciendo un remate por soleá a ritmo de bulerías. Un tema muy bien ensamblado con un guitarrista que hacia lo difícil fácil acoplándose perfectamente a los muchísimos cambios que esta pieza tenía.
Prosiguió con una vidalita que sonaba y caracoleaba como lo hacia Pepe, fue más ella en la malagueña y se acercó al niño en los abandolaos. A reglón seguido, desplegó una ronda de fandangos que recordaban al maestro, pero con aportaciones personales propias, donde fue mucho más Pepe que Sandra fue en las colombianas y Guajiras que interpretó. Una verdadera maravilla imposible de describir.
Sandra Carrasco es una cantaora valiente que no imita al maestro, como ella mismo verbalizó en el escenario. Este espectáculo, ha sido un descubrimiento para ella y ella misma está presente con su gran personalidad en perfecto equilibrio con el espíritu del maestro. En este espectáculo Sandra es una especie de Mr. Jekyll y Mr. Hyde, a veces en simbiosis perfecta, unas veces más Mr. Jekyll y otra más Mr. Hyde, entrando y saliendo continuamente del espíritu de Pepe Marchena. Increíble como coloca la voz propia y como sube y cae en los melismas del Niño de Marchena.
¡Enhorabuena Sandra!!
Eres un regalo para los oídos y eres muy bien comprendida y acompañada por David de Arahal, que está muy a la altura del reto que planteas.