Cultura

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Miguel Ángel de Tena Martínez, 'Miguel de Tena', protagonizó el primer concierto de la Fiesta de la Guitarra de Marchena. Nada de preludio o "preludios", como reza el cartel anunciador de los conciertos previos. Ni entrada, ni preparación ni principio de nada que se suponga mayor o mejor, pues el cantaor extremeño, como de forma certera anticipó el presidente de la Peña Flamenca de Marchena, Antonio Jesús Hidalgo, "transmite emociones muy importantes" con su característica fuerza de timbre y a su vez, registros de hondura que hicieron al público levantarse una y otra vez de sus asientos. Gustó, como siempre por fandangos, a palo seco algunos de ellos, remató una serie de tangos espléndido con 'De Badajoz yo he venío' y, directamente, maravilló por granaínas de todos los colores, en bella sintonía con la guitarra del nazareno Marcos Serrato. Flamenco de muy alto nivel con el que rompe fuerte el mes flamenco de Marchena para que el respetable saliera de Casa Fábrica (patio de la Biblioteca) entusiasmado con el espéctáculo vivido.

 


 "La mujer es hermosa. La sonrisa perfilada en carmín es larga como un amanecer y sus ojos, medias lunas azabache, podrían convertir a cualquiera en un hombre lobo. La melena oscura se derrama por su espalda como una nube confundida y de su pecho, traviesamente iluminado por un rayo de sol, cuelga un bebé que chupa como si Roma le fuera en ello. La mujer, vestida de gitana, rezuma un carisma, un magnetismo, que ya quisiera la Garbo: ese ceño fruncido es el agujero negro de su propia galaxia. La mujer gitana está en el Sacromonte, el barrio del embrujo, de las palmas, de los tacones que tantean hasta las tantas. El misterio del monte sagrado de Granada se esconde en esa foto desde 1951".

 

Así comienza un reportaje entrañable y magnífico, José E. Cabrero, hace poco más de tres años en Ideal de Granada, titulado 'La mujer gitana del Sacromonte', interesantísima historia sobre Conchita  una bailaora gitana y su fotografía en años mozos por un insigne fotógrafo francés.

 

"Gitana del Sacromonte" es título de una granaína con las que arrancó Miguel de Tena su actuación: "Si yo te quiero de veras, gitana del Sacromonte, se lo puedes preguntar, a la que está en la Carrera, la patrona de Graná", que nos trajo nostalgias de cuevas flamencas del barrio que duerme abrazado a la Alhambra.

 

"Por una ventana que cae al mar y con la luz de la luna, serrana me pareciste que eras más guapa que ninguna", había entonado Miguel de Tena al comienzo de este par de granaínas sublimes que regaron de historias de amoríos la noche marchenera entre bellos toques de transición por parte de Serrato.

 

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A estos aires granaínos ligó su guitarra el guitarrista de Dos Hermanas, en la interpretación de un solo de zambra de inestimable belleza que el año pasado nos trajo también José del Tomate en Plaza Arriba y que sonaría en la última parte del espectáculo, en el que intervinieron también la bailaora Rocío Suárez, Manuel González a las palmas y Jairo Ruiz con la guitarra flamenca. 

 

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Por tientos también "perdió" Miguel de Tena "las tapaeras de los sentíos" en romántica letra por tiento que precedería a una notable serie de tangos rematada con toda la carne puesta en el asador por el "De Badajoz yo he venío", dado a conocer por la Marelu de Extremadura, y con el que Tena prosiguió camelando sin descanso al público marchenero.

 

El amor, el dolor y la reivindicación son flores que el flamenco brinda y que los grandes sacan a relucir con hondura y sentimiento. Y por tanto, Miguel de Tena, es un grande, pues trae a la tarima fandangos de puro amor ("no me falles en la carrera mi jaca, que ella es la que me espera, pa que me hable de amor, mu arrimaíta a mi vera"), de venganzas imposibles ("con sangre de quien te ofenda, tengo que regar tu calle, con sangre de quien te ofenda, y si te ofende mi madre, riégala con tu paciencia, de ella no puedo vengarme") o de apología contra la ambición y las guerras ("creó los mares y el cielo, y el Señor hizo la tierra, y el hombre inventó el dinero, y por el dinero vienen las guerras, y por las guerras el mundo entero viviendo está en la miseria, ¡maldita sean las guerras y el que inventó el dinero"), este último a palo seco coronado por una gran ovación, como también resultó el fandango de Vallejo (volvemos a Graná) a petición de Alfonso Díaz, sobrino de Pepe Marchena; el Maestro se manejó, casi como con todo, especialmente bien en el palo de granaínas y en el que Miguel de Tena narra la historia de una mujer, que harta de pasar tormentos, golpea las puertas de un convento.

 

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Una tanda de sevillanas a la guitarra de Marcos Serrato y con el baile nuevamente de Rocío Suárez, y la interpretación de 'Entre dos aguas', emblemática rumba del célebre Paco de Lucía, terminarían de puntear los corazones de la gente en esta colosal noche flamenca, donde Miguel de Tena, de Ruecas (Badajoz), hizo, una vez más, de Hernán Cortés del cante flamenco y conquistó, imperial, la también flamenca urbe de Marchena.

 

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